FLORIANA.- El Papa Juan Pablo II comenzó a celebrar una misa de beatificación ante casi la mitad de la población de Malta, última etapa de un peregrinaje que lo condujo anteriormente a Grecia y Siria.
Una multitud de casi 200.000 malteses, reunida bajo un sol inclemente, agitando banderines del Vaticano, se había reunido en la plaza de los Graneros en Floriana, ciudad contigua a la capital maltesa de La Valetta.
El Soberano Pontífice, que llegó el martes a la isla mediterránea, católica en un 99%, parecía en relativa buena forma después de las extenuantes etapas de Grecia y Siria. Su programa del martes en la tarde había sido poco intenso y el Papa de casi 81 años se pudo reposar un poco.
Juan Pablo II ya había visitado Malta en 1990 y luego hizo una escala en la isla ese mismo año durante un viaje por Africa. Es el primer Papa en haber llegado a la isla.
En medio de una multitud de por lo menos 200.000 Personas entonando cánticos, los sacerdotes llevaron en procesión un venerado relicario de plata en forma de brazo en memoria del apóstol San Pablo y conservado habitualmente en la iglesia del naufragio de San Pablo en La Valetta, capital de Malta.
Durante la misa, el Papa procedió al fórmula ritual de beatificación y los retratos de los tres primeros bienaventurados fueron solemnemente develados.
Las campanas de la iglesia San Piblius fueron echadas al vuelo y las reliquias de los tres beatos, el padre George Preca, la hermana benedictina Maria Adeodata Pisani (1806 - 1855) y el doctor en teología Nazju Falzon.
El Papa debía pronunciar luego una homilía en la que llama a los malteses a persistir en su fe.