WASHINGTON.- El Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció hoy el nombramiento del "duro" John Walters como nuevo "zar antidrogas" de la Casa Blanca, y adelantó que una de sus prioridades será la cooperación con México en la lucha contra el narcotráfico.
Walters fue subdirector de esta oficina durante la gestión de William Bennett, en la presidencia de George Bush padre. Es un duro opositor al uso de la marihuana con fines médicos e impulsa el refuerzo de las penas de prisión para los consumidores.
Su posición favorable al uso de las fuerzas armadas en la lucha contra el narcotráfico está en el centro del agrio conflicto con México, país que para Washington es clave en la cooperación contra el narcotráfico.
Bush presentó hoy a Walters durante una ceremonia en la Rose Garden de la Casa Blanca, y aprovechó para anunciar una serie de medidas para revisar la eficacia de la lucha del gobierno contra los estupefacientes y rechazar terminantemente la legalización de las drogas.
Walters será el sucesor de Barry McCaffrey, el "zar antidrogas" de la administración del ex presidente Bill Clinton y personaje principal en el diseño del Plan Colombia, el millonario programa a través del cual Washington patrocina a Bogotá en su lucha contra los grupos traficantes de drogas.
Al presentar a Walters como nuevo titular de la oficina del National Drug Control Policy, un puesto de nivel ministerial, Bush dijo que la agencia "trabajará en estrecho contacto con México como una prioridad".
La oficina tendrá "fuertes relaciones en nuestro hemisferio como prioridad", dijo Bush en lo que puede entenderse como un nuevo apoyo a los programas de cooperación con los países de América Latina, en especial Colombia, Perú y Bolivia.
"Mi administración seguirá trabajando con las naciones para erradicar las drogas en su fuente y para reforzar nuestras fronteras para detener el flujo de drogas hacia Estados Unidos", dijo Bush.
El miércoles, el Presidente norteamericano designó al diputado Asa Hutchinson como jefe de la DEA, la contrapartida local de la oficina del "zar antidrogas".
Si la oficina de Walters se ocupa con especial atención de la producción de drogas en el extranjero y la cooperación norteamericana con los planes antinarcotráfico de los países productores, la DEA se encarga principalmente del tráfico en el territorio estadounidense.
En cuanto a la legalización del consumo de estupefacientes, Bush fue categórico al afirmar que "la única respuesta humana y compasiva frente al uso de drogas es el rechazo moral a aceptarlo".
"La legalización de las drogas sería una catástrofe social, y socavaría completamente el mensaje de que usar drogas está mal", completó el mandatario.
Walters, conocido por sus posiciones radicales frente al consumo de estupefacientes, adelantó que su gestión hará hincapié en el consumo de drogas. "Nuestro país hizo grandes progresos en la reducción del consumo de drogas en el pasado, y volverá a hacerlo", afirmó.
En una demostración del tipo de acercamiento que el nuevo gobierno estadounidense pondrá en práctica frente a este problema, el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, informó hoy que todos los miembros del equipo del poder ejecutivo se sometieron a exámenes antidrogas durante su primera semana en el poder.
También Bush y el vicepresidente Dick Cheney realizaron los test, dijo Fleischer, pero los resultados no serán dados a conocer al público, agregó el portavoz.
Las agencias antidrogas de Estados Unidos manejan un presupuesto global de 19.000 millones de dólares anuales. En el país, dijo Fleischer, viven cinco millones de consumidores habituales de estupefacientes.