WASHINGTON.- El Presidente de EE.UU., George W. Bush, apostó hoy por el ahorro como una forma de hacer frente a la crisis energética, ante las crecientes críticas por el énfasis que ha puesto en la producción y sus lazos con la industria del petróleo.
"Tratar de que avance la conservación (de energía) requerirá invertir en una nueva tecnología energética y eso será una parte del plan energético de mi Administración", dijo Bush en un mensaje por radio a la nación.
El mensaje se produce apenas unos días antes de que su Gobierno presente la nueva estrategia energética del país que, según opinan algunos de sus defensores, puede tener problemas en el Congreso por centrarse sobre todo en la necesidad de aumentar el suministro de petróleo, gas natural y carbón.
Representantes demócratas y numerosas organizaciones ecologistas han acusado al Gobierno de promover la producción de energía para que se beneficien las grandes industrias y de no ofrecer soluciones para los problemas a corto plazo que sufre el país.
Opinan que la estrategia energética de Bush, que será presentada el jueves y que apuesta por la construcción de más refinerías, está claramente influida por su pasado y el de su vicepresidente, Richard Cheney, como ejecutivos de industrias petroleras.
Hoy, con el precio de la gasolina en niveles récord y la población estadounidense preocupada por su continua subida, Bush puso más énfasis que nunca en la necesidad de administrar la energía.
Esta semana, la gasolina alcanzó un precio medio nacional de 1,70 dólares por galón (3,8 litros), mientras que se esperan nuevos apagones temporales de electricidad en California durante el verano.
El presidente aseguró que recomendará la inversión en nuevas formas de administrar energía y que propondrá incentivos para que las empresas reemplacen equipamientos obsoletos.
"Es posible aumentar nuestros estándares de vida de forma juiciosa y en armonía con el medioambiente" y los estadounidenses deben utilizar "de una manera más sensata los suministros de energía con los que contamos en la actualidad", consideró.
"La energía es un problema al que mi Administración va a hacer frente", dijo Bush, que desde hace meses asegura que la situación que vive este país es de una auténtica "crisis energética".
El 94 por ciento de los estadounidenses están de acuerdo con ese calificativo, mientras que el 60 por ciento asegura que utilizará menos su vehículo durante este verano a causa del alto precio de la gasolina, según una encuesta realizada por el diario "USA Today" y la cadena de televisión CNN.
A corto plazo, la solución que propone el presidente republicano para hacer frente a esa crisis energética es su multimillonario recorte de impuestos (de 1,35 billones de dólares en diez años), que pondrá más dinero en los bolsillos de los consumidores para poder pagar el alto precio de la energía.
"La mejor forma de afrontar la crisis de la energía es recortar los impuestos, para dar a la gente parte de su propio dinero y que pueda pagar los altos precios de la energía", afirmó el viernes Bush en rueda de prensa.
Y, a largo plazo, apuesta por la creación de más refinerías petroleras y por el aumento del suministro del crudo, gas natural, carbón y energía nuclear.
"Lo que esta nación necesita es crear más capacidad de refinado. Estamos dispuestos a trabajar con la industria para alentar el desarrollo del capital, que se destinará a desarrollar una mayor capacidad de refinado. Y esto puede llevarnos a analizar todas las regulaciones que desalientan el desarrollo", apuntó el presidente en esa rueda de prensa.
La estrategia republicana ha azuzado las críticas de las organizaciones ecologistas, ya en guardia ante la posibilidad de que el Gobierno abra a la explotación de petróleo el Artico de Alaska.
"Su orientación está claramente a favor del desarrollo y de la explotación de los recursos públicos para el beneficio personal de varias industrias", aseguró Dave Alberswerth, de la organización ecologista Wilderness Society.