BUENOS AIRES.- El Presidente Fernando de la Rúa aseguró el domingo que "la gobernabilidad en la Argentina está asegurada", ante informes de que sus asesores y dirigentes de la oposición peronista han comenzado a considerar una serie de acuerdos políticos.
"Hay una gran responsabilidad de toda la dirigencia, tanto del oficialismo como de la oposición, para enfrentar la difícil situación del momento", declaró De la Rúa, al visitar la ciudad de Santa Fe, a 500 kilómetros al noroeste.
El gobierno y la oposición están preocupados por la posibilidad de que la crisis económica y social ponga en riesgo a las instituciones democráticas, informaron fuentes políticas y la prensa local.
De la Rúa aclaró que "no se trata de una iniciativa nueva, sino de profundizar lo que estamos haciendo todos, la nación y las provincias en conjunto, para asegurar la gobernabilidad del país".
Las negociaciones buscarían consenso para adoptar algunas medidas económicas y sociales básicas, incluyendo un importante recorte del gasto público, disminuyendo las erogaciones del Congreso, las legislaturas provinciales y los concejos municipales.
El matutino Clarín dice el domingo que si prosperan estas negociaciones, habría un encuentro público presidido por De la Rúa con dirigentes de la Alianza gobernante, del peronismo y con el ministro de Economía Domingo Cavallo, que también participa en el proceso.
Los obispos de la Iglesia Católica emitieron el sábado un mensaje reclamando a la dirigencia política un "gesto inédito" y exhortándolos a "evitar el creciente divorcio con el pueblo".
La Conferencia Episcopal Argentina expresó su preocupación "por los graves problemas económicos que existen en el país, producto de la persistencia y extensión de la pobreza del pueblo y el desconcierto de los dirigentes. Por su extensión en el tiempo y por su intensidad, la crisis de la escala de valores que padece la dirigencia y su resonancia en las instituciones, hace peligrar la identidad e integridad de la Nación".
Dentro de casi cinco meses habrá elecciones legislativas de las que el gobierno de De la Rúa podría salir todavía más debilitado. Los sondeos previos pronostican que el 14 de octubre perderá su precaria mayoría actual en la Cámara de Diputados, que renovará la mitad de sus miembros y que el Senado, cuyos 72 escaños se renovarán totalmente, seguirá en manos opositoras.
El peronismo ya gobierna 14 de los 24 distritos del país y sería el beneficiario natural del deterioro gubernamental. Pero sus dirigentes comparten la preocupación del oficialismo por la magnitud de la crisis, particularmente por la persistencia de la recesión.
Casi diariamente se producen en todo el país paros, huelgas y cortes de rutas y caminos. Los protagonizan trabajadores que reclaman el pago de salarios o que han sido despedidos, así como vecinos de barrios humildes que exigen fuentes de trabajo, alimentos y ayuda social.
Cavallo se ha convertido en una suerte de árbitro en esta situación política y está recibiendo ofertas para sumarse electoralmente al oficialismo o al peronismo en los próximos comicios.
La Alianza que llevó al poder a De la Rúa vive su peor momento desde su constitución en 1997. Según algunos analistas, uno de sus dos componentes, el centro-izquierdista Frente del País Solidario (Frepaso), tiene un pie en el gobierno y otro en la oposición luego de que su jefe, Carlos Alvarez, renunciara a la vicepresidencia en octubre por discrepancias con De la Rúa.
La Unión Cívica Radical (UCR) del presidente se ha mantenido formalmente unida, pero su sector "progresista" está virtualmente enfrentado con el gobierno luego del nombramiento de Cavallo en marzo.
El peronismo se halla hondamente dividido también.