CIUDAD DEL VATICANO.- El ecumenismo, la familia, el diálogo interreligioso y el primado de la Iglesia Católica fueron analizados hoy por los cardenales en el segundo día de consistorio, en el que un purpurado de la Curia anunció un nuevo diccionario que recogerá las nuevas terminologías en temas de sexualidad.
En la sesión de hoy, que se celebró como la de ayer a puerta cerrada y estuvo presidida por el Papa, participaron 153 de los 155 cardenales presentes en el consistorio y hablaron cerca de medio centenar.
El cardenal colombiano Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, anunció que su departamento está preparando junto a medio centenar de expertos internacionales un diccionario sobre la sexualidad y la familia, que recogerá los términos de la nueva sexualidad (la incorporación de nuevas palabras en este campo) y que servirá para ayudar en su labor a obispos, sacerdotes y catequistas.
El estadounidense Anthony Bevilacqua, cardenal de Filadelfia, se refirió a la crisis que vive la familia y presentó un censo sobre las parejas de hecho y los niños nacidos fuera del matrimonio en Estados Unidos.
Si el cardenal de Toledo (España), Francisco Alvárez Martínez, dijo ayer que uno de los grandes retos de la Iglesia en el tercer milenio será la defensa de la familia, el purpurado alemán Walter Kasper afirmó hoy que el "gran tema" que tendrá que afrontar en este nuevo milenio es la recuperación de la unidad de los cristianos.
Juan Pablo II siempre ha dicho que la separación es un "escándalo" y un obstáculo para la difusión del Evangelio, ya que quita credibilidad a los seguidores de Cristo.
El purpurado ucraniano Lubomyr Husar, por su parte, se refirió al papel de las iglesias católicas de rito oriental (cuyos miembros son llamados por los ortodoxos de manera despectivas "uniatas") como "puente ecuménico" hacia los ortodoxos.
De ecumenismo también habló el cardenal británico Murfi O'Connor, que se mostró a favor de un encuentro "pancristiano", en la misma línea del que quería haber celebrado Juan Pablo II en Tierra Santa durante el pasado año 2000 y que no se pudo celebrar por la intransigencia de algunas confesiones cristianas.
El cardenal jesuita Avery Dulles habló del primado de Pedro (de la iglesia de Roma) y en una brillante intervención dijo que si teóricamente ese primado dificulta el ecumenismo, la falta de primado en otras confesiones les crea dificultades a la hora de tomar medidas en aras de la unidad.
Aloisio Lorscheider, cardenal arzobispo de Aparecida (Brasil), que días antes del consistorio había abogado por una mayor colegialidad (democratización) en la Iglesia y había denunciado en un diario francés que el Papa era "prisionero" de la Curia, no tocó estos temas, según precisó el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls.
El portavoz manifestó que el purpurado brasileño pidió una mayor evangelización por parte de los laicos, pero que en esta sesión se habló poco de colegialidad.
Coincidiendo con este consistorio, en algunos ambientes eclesiásticos se habló de la necesidad de convocar un Concilio Vaticano III.
El cardenal colombiano Dario Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, dijo que no era necesario ("no es útil ni práctico", según sus palabras), ya que todavía queda mucho del Vaticano II por desarrollar.
El italiano Carlo María Martini, cardenal de Milán, que durante el sínodo de obispos para Europa de 1999 "soñó" con un Vaticano III, abogó en este consistorio por la convocatoria de un Sínodo sobre la Biblia.
Los príncipes de la Iglesia también propusieron una pastoral de la santidad, al señalar que hoy no se debe presentar a los santos como personas extraordinarias, sino como seres normales que han hecho cosas extraordinariamente bien.
Los purpurados insistieron en que la santidad debe ser el estado natural de los cristianos.
También hablaron de la formación de los cuadros de la Iglesia y abogaron por una mejora del nivel docente (seminarios, clero, escuelas y universidades).
Aunque, los idiomas predominantes del consistorio son el español, inglés, italiano, francés y alemán, el cardenal argentino Jorge Mejía sorprendió hoy a los presentes hablando en latín, la lengua tradicional de la Iglesia.