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Corte Suprema de EE.UU. revoca pena de muerte a retrasado mental

En una votación de 6-3, el tribunal dictaminó en favor de Johnny Paul Penry, un asesino convicto cuyo cociente de inteligencia, según sus abogados, oscila entre 50 y 63 puntos, por debajo del nivel de 70 requerido para que la inteligencia de una persona se considere normal.

04 de Junio de 2001 | 16:17 | Reuters
WASHINGTON.- La Corte Suprema de Estados Unidos revocó este lunes la sentencia de pena de muerte impuesta a un recluso de Texas, de quien sus abogados dicen es un retrasado mental que aún cree en Santa Claus.

El máximo tribunal estadounidense falló que las instrucciones al jurado durante la fase para decidir la aplicación de la pena, después de que fue condenado y sentenciado a muerte en un segundo juicio en 1990, fueron defectuosas.

En una votación de 6-3, la corte dictaminó en favor de Johnny Paul Penry, un asesino convicto cuyo cociente de inteligencia, según sus abogados, oscila entre 50 y 63 puntos, por debajo del nivel de 70 requerido para que la inteligencia de una persona se considere normal.

Los abogados de la defensa dicen que Penry, quien tenía 23 años al momento de cometer el crimen por el que fue sentenciado a muerte en abril de 1980 y por segunda vez en 1990, tras un nuevo juicio, tiene la capacidad de raciocinio de un menor de siete años. La opinión presentada por escrito de la magistrada Sandra Day O'Connor dijo que las instrucciones al jurado fueron "ineficientes e ilógicas" y no permitieron a sus miembros evaluar las pruebas que mitigaban la responsabilidad de Penry por su retardo mental y maltrato infantil de que fue objeto.

En 1989, la Corte Suprema había anulado la pena de muerte impuesta a Penry en el juicio de 1980 y ordenó que se le sometiera a un nuevo juicio, al fallar que a los jurados en un caso penal sujeto a la aplicación de la pena capital debe permitírseles sopesar las pruebas relacionadas con el retraso mental del encausado.

Tras el nuevo juicio, Penry fue condenado nuevamente y vuelto a sentenciar a muerte en julio de 1990, por la violación sexual y asesinato en 1979 en Livingston, en el este de Texas, de Pamela Carpenter, de 22 años.

O'Connor dijo que las instrucciones al jurado durante la fase de imposición de la sentencia después del nuevo juicio no habían cumplido con el fallo de la Corte Suprema en 1989. Las nuevas instrucciones no dieron al jurado "un vehículo para manifestar su razonada respuesta moral a las pruebas mitigantes relacionadas con el retardo mental de Penry y el maltrato infantil de que fue objeto", declaró.

En su próximo período de sesiones que comenzará el primer lunes de octubre, la Corte Suprema tiene previsto evaluar el tema más amplio de si debería anularse como castigo inconstitucionalmente cruel e inusitado la ejecución de retardados mentales convictos por crímenes sujetos de pena de muerte.

En su fallo de 1989 sobre el caso Penry, la Corte Suprema dictaminó que la ejecución de retardados mentales no vulneraba la disposición constitucional que prohíbe la imposición de sanciones crueles e inusitadas. En Texas, el gobernador Rick Perry dijo la semana pasada que todavía no ha decidido si sancionará una ley promulgada por la legislatura estatal que prohibiría la ejecución de convictos por asesinato de quienes se ha establecido que sufren de retardo mental.
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