WASHINGTON.- El próximo ensayo del sistema de defensa antimisiles que planea Estados Unidos puede realizarse a mediados de julio próximo, anunció hoy un portavoz del Pentágono.
Este sería el primer ensayo bajo la presidencia de George W. Bush, quien apoya decididamente el proyecto, y también el primero tras el fracaso de la anterior prueba, en julio del año pasado.
La prueba consistirá en el lanzamiento de un misil desde una base militar en California, que se intentará destruir mediante un interceptor lanzado desde las Islas Marshall, en el Océano Pacífico, a 6.900 kilómetros.
El interceptor está dotado de una "vehículo destructor" de 55 kilos de peso, que intentará suprimir al cohete "atacante", el cual está dotado con un señuelo.
Dos de los últimos tres ensayos fallaron, lo que forzó al entonces Presidente de EE.UU., Bill Clinton, a anunciar, en septiembre de 2000, el aplazamiento del despliegue.
El proyecto prevé una inversión de 60.000 millones de dólares en diez años para un sistema mínimo de interceptores y radares con base en tierra firme, aunque se intenta expandirlo con la adición de sistemas instalados en buques y aviones.
El anuncio del Pentágono se produjo el mismo día en que se informó de que Bush quiere acelerar la puesta en marcha del sistema de defensa contra misiles, para que una versión rudimentaria pueda estar desplegada en el año 2004.
Bush y su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, creen que si instalan antes del final de su mandato un sistema antimisiles, aunque sea básico, demostrarán que EE.UU. está resuelto a llevar el proyecto a término, indicó el diario "The Washington Post".
Bush y Rumsfeld "han dejado muy claro que algún tipo de defensa antimisiles a corto plazo es mejor que nada", explicó una destacada fuente del Pentágono.
Con este fin, el Departamento de Defensa está presionando a las empresas encargadas de desarrollar el sistema para que aceleren sus trabajos.
Boeing, el principal contratista, ha propuesto instalar cinco cohetes interceptores en Alaska para marzo de 2004 (el objetivo es colocar 100) y aumentar el número de ensayos anuales de cuatro a cinco.
Para cumplir estos planes también hace falta dinero porque cada ensayo cuesta entre 75 y 100 millones de dólares.
El Pentágono tiene previsto asignar más fondos a este programa en el presupuesto para el año fiscal 2002, que comienza el próximo uno de octubre.
La puesta en marcha del sistema de defensa antimisiles es uno de los principales asuntos que discutirá Bush la próxima semana durante su primera gira por Europa, en la que se reunirá con los aliados europeos de Washington y con el presidente ruso, Vladimir Putin.
Muchos de los aliados europeos de EE.UU. son muy escépticos acerca de la necesidad de poner en marcha este sistema, y también acerca de las consecuencias que tendrá en el escenario estratégico, sobre todo porque supone la ruptura del tratado ABM de 1972, que limita las defensas antimisiles de Washington y Moscú.
Rusia y China han mostrado una oposición firme, aunque Estados Unidos confía en convencer a Moscú con la oferta de reducir el tamaño de los arsenales nucleares, algo que interesa mucho al gobierno ruso.
A pesar de que no ha atado todos los cabos en el plano internacional, Washington está convencido de que sus opciones diplomáticas mejorarán si demuestra que la puesta en marcha del escudo es inevitable y que los demás países tendrán que asumirlo.