LONDRES.- El primer ministro británico Tony Blair, a pesar de su triunfo contundente sobre la oposición conservadora, enfrenta la impaciencia y la angustia del electorado, que se pregunta qué sucederá ahora.
Agricultores furiosos acusan al gobierno laborista de haberse olvidado de ellos en las postrimerías de una epidemia de aftosa que les obligó a sacrificar más de tres millones de animales.
Manifestantes que costaron el suministro de combustibles el otoño pasado salieron a las calles poco antes de la elección.
Blair reconoció la existencia de descontento al señalar que su victoria es "una orden para que cumplamos las promesas".
El laborismo llegó al poder en 1997 en medio de grandes expectativas de los votantes, que esperaban grandes cambios luego de 18 años de gobierno conservador. Pero al iniciar su segundo período, Blair enfrenta un electorado desilusionado e impaciente.
Entre sus mismos partidarios, el entusiasmo se vuelve apatía. La participación en la elección del jueves cayó por debajo del 60% por primera vez desde la Primera Guerra Mundial.
Muchos británicos elogian el manejo de la economía por el laborismo, con la caída del desempleo, el aumento de los ingresos y la estabilidad de las tasas de interés. Pero el mal estado de la salud pública, la educación y los accidentes fatales en los ferrocarriles -privatizados de manera desprolija durante los últimos años de gobierno consevador- generan descontento.
"El desafío mayor será el de satisfacer las expectativas del electorado con respecto a los servicios públicos", dijo Anthony Seldon, autor de un libro sobre el gobierno de Blair. "Esas expectativas serán enormes porque el laborismo hizo poco durante su primer período.
