ROMA.- Silvio Berlusconi juró el lunes como Primer Ministro de Italia a la cabeza de un gabinete que incluye a Umberto Bossi, el mismo político que derribó el gobierno de aquél hace siete años.
Después de Berlusconi prestó juramento el viceprimer ministro, Gianfranco Fini, que dirige otro movimiento integrante de la coalición de gobierno, la ex neofascista Alianza Nacional.
Bossi, cuya Liga Norteña propuso en el pasado la secesión del norte de Italia, asumió como titular del Ministerio de Reformas y juró lealtad a la república italiana.
Berlusconi asumió después de un mes de discusiones con sus aliados acerca de la distribución de los puestos ministeriales.
Llegó al poder por su victoria en las elecciones parlamentarias del 13 de mayo que dieron a su coalición de centroderecha una sólida mayoría en las dos cámaras del Congreso.
Para la semana próxima se anticipan los votos de confianza obligatorios, una vez que Berlusconi regrese de una reunión cumbre el miércoles en Bruselas y otra cumbre de la Unión Europea el jueves y viernes en Suecia.
El Primer Ministro, de 64 años de edad, es uno de los hombres más ricos del mundo. Controla tres cadenas privadas de televisión y tiene intereses en las industrias editorial, de publicidad, seguros y bienes raíces.
El domingo, después que Berlusconi anunció su gabinete de 25 miembros, habló como el director general de una corporación: ''Los italianos esperan mucho, pero el equipo que he presentado hoy está en control de la situación''. Prometió que su gobierno ''garantizará la innovación, la libertad y el bienestar de todos los ciudadanos''.
Aunque sus partidos integraron el gobierno de Berlusconi de siete meses en 1994, Fini y Bossi entraron personalmente en un gobierno por primera vez.
La Liga Norteña, que quiere que el gobierno central ceda más poderes a los gobiernos regionales y locales, también se aseguró otros dos ministerios, incluyendo el de justicia.
Bossi dijo el domingo: ''Estoy feliz porque parece que habrá un gobierno con gente que tiene algo que decir y algo que hacer''.
Los aliados de Berlusconi han planteado algunas preocupaciones en Europa por sus posiciones antiinmigratorias. Pero la Unión Europea no tiene intención de aplicar sanciones a Italia como lo hizo contra Austria cuando el partido ultraderechista de Joerg Haider entró en el gobierno.