NUEVA YORK.- Un terrorista saudita encontrado culpable por el atentado contra la embajada de EE.UU. en Kenia en 1998 fue condenado hoy en Nueva York a cadena perpetua al no llegar el jurado a un consenso para castigarlo con la pena de muerte.
Después de cinco días de deliberaciones a puerta cerrada, un jurado de Manhattan decidió condenar a Mohamed Rashed Daoud Al-Owhali, de 24 años, a pasar el resto de su vida en prisión sin que tenga posibilidad de salir en libertad por buena conducta.
Al-Owhali se había confesado autor del atentado contra la representación diplomática de Washington en Nairobi en 1998, al conducir personalmente el camión con explosivos hasta cerca de la embajada, y durante el juicio su defensa no buscó ninguna atenuante.
El atentado, que ocurrió el 7 de agosto de ese año casi simultáneamente a otro contra la embajada de EE.UU. en Dar es Salaam, provocó la muerte de 213 personas, varias estadounidenses.
La decisión del jurado se tomó un día después de que se ejecutara la sentencia de pena de muerte a Timothy McVeigh como responsable directo del atentado contra un edificio federal en Oklahoma City en 1963, el peor acto terrorista cometido en EE.UU.
Antes de conocer la decisión del jurado, Al-Owhali apareció en la sala de juicios relajado, sonriente y sin mostrar preocupación.
En un momento incluso sacó una copia del Corán y se puso a leerla, algo que también hizo durante las vistas judiciales.
Diez de los once miembros del jurado, formado por siete mujeres y cuatro hombres, señalaron en la explicación de su decisión que condenarlo a la pena de muerte sería convertirlo en un mártir de la causa terrorista, y no serviría de nada.
Nueve de ellos agregaron que tampoco serviría para reducir el dolor de los familiares de las víctimas, mientras que otros cuatro consideraron que morir por inyección letal es un método inhumano de terminar con la vida de una persona, a pesar de lo que otros dicen.
Cinco de los miembros del jurado, cuyas identidades se han mantenido en secreto para evitar represalias, resaltaron que la cadena perpetua es un castigo mayor que terminar con su vida, y cuatro mencionaron diferencias culturales a la hora de optar por esta condena en vez de por la pena de muerte.
"Nosotros, el jurado, no hemos encontrado unanimidad a la hora de considerar que la sentencia de muerte sea apropiada. Por tanto entendemos que Al-Owhali debe ser sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad", dice el jurado en su dictamen.
El pasado 29 de mayo, este mismo jurado encontró a cuatro personas culpables de los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Africa en 1998, y dos de ellos -Al-Owhali y el jordano Mohamed Sadiq Odeh- podían ser condenados a la pena capital.
Sadiq Odeh ayudó a fabricar la bomba que fue utilizada en el atentado ocurrido en Tanzania en el que murieron 11 personas.
El mismo jurado se volverá a reunir ahora para decidir si sentencia a pena capital o no a Sadiq Odeh, de 36 años.
Las otras dos personas encontradas culpables son el tanzano Jalfan Janis Mohamed, de 27 años y el estadounidense de origen libanés Wadih El-Hage, de 40, cuya sentencia se conocerá más tarde.
Los cuatro son supuestamente seguidores del saudita Osama Ben Laden, uno de los hombres más buscados por Washington, y es la primera decisión judicial contra este grupo que, según Estados Unidos, se dedica a atentar contra ciudadanos e intereses estadounidenses en todo el mundo.
El Departamento de Estado ha ofrecido una recompensa de cinco millones de dólares por cualquier información que facilite la detención de Ben Laden, que se cree está oculto en Afganistán.
Además de las bombas contra las representaciones de Washington en Nairobi y Dar es Salaam, Estados Unidos considera que esta organización es autora de otros atentados como el ocurrido el pasado mes de octubre en Yemen contra la fragata norteamericana "Cole".
La Fiscalía estadounidense espera poder llevar a juicio a otros presuntos miembros de este grupo terrorista, ya que están procesados por estos sucesos un total de 22 personas, seis de ellas en custodia y el resto en paradero desconocido.