GOTENBURGO.- El Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, llegará el jueves a Suecia para asistir a la primera cumbre con líderes de la Unión Europea, algunos de los cuales se muestran todavía escépticos sobre su plan de defensa antimisiles y el calentamiento global.
Miles de manifestantes han declarado su oposición frontal a los planes de Bush y se dieron cita en la segunda ciudad de Suecia, que ha puesto en marcha una enorme operación de seguridad para mantenerlos alejados del lugar de la cumbre, en el centro de Gotenburgo.
El Primer Ministro de Suecia, país que detenta la presidencia de la Unión Europea, Goran Persson, preparó el terreno para la visita de 24 horas de Bush, al declarar que era necesaria una Europa fuerte para equilibrar el dominio mundial de Estados Unidos.
El comunicado de Persson podría enfriar el optimismo de los representantes estadounidenses, que percibieron pasos importantes el miércoles en el primer viaje de Bush a Europa, en un encuentro con los aliados de la OTAN en Bruselas.
Representantes estadounidenses que prefirieron el anonimato dijeron que habían salido de la reunión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte sorprendidos de lo que consideraban un creciente apoyo de algunos aliados.
Hungría Polonia, Italia, España, la República Checa, Turquía y hasta cierto punto Gran Bretaña se mostraron a favor, aunque no aprobaron el plan del escudo antimisiles, dijeron las fuentes estadounidenses.
Por otra parte, Francia y Alemania mostraban aún cierta cautela y las críticas más duras salieron del primer ministro holandés, Willem Kok, quien dijo que la derogación unilateral del tratado ABM (antimisiles balísticos) de 1972 sería erróneo.
El presidente de Francia, Jacques Chirac, se mostró de acuerdo, pero sugirió que si Bush iba a seguir adelante, el nuevo marco debe incluir los acuerdos suscritos sobre limitación de armas nucleares.
El canciller alemán Gerhard Schroeder se refirió a "una serie de cuestiones" que rodeaban al multimillonario plan.
Bush tienen que conseguir apoyo para cancelar el tratado ABM, firmado entre Estados Unidos y Rusia hace tres décadas, y desplegar un sistema de intercepción cuyo objetivo es neutralizar misiles procedentes de países como Corea del Norte e Irán, prohibido por el tratado de la era de la guerra fría.