TEL AVIV.- Una reja electrificada, de 25 kilómetros de largo, rodea gran parte del poblado de Metulla, la localidad más septentrional de Israel en su frontera norte con el Líbano, donde algunos de sus dos mil habitantes viven en casas ubicadas, a veces, a menos de 100 metros del límite entre ambos países.
Aunque Israel retiró unilateralmente sus tropas del sur del Líbano en junio del año pasado, la frontera actualmente está cerrada, lo que ha traído como consecuencia una gran depresión para este poblado que vive básicamente del turismo y de la agricultura.
"Después de la retirada de nuestro país del Líbano, el turismo disminuyó de manera drástica. De un 65% de utilización de la capacidad hotelera que teníamos hasta ese entonces, hoy día alcanza sólo entre un 10% y 15% ", explica el alcalde de Metulla, Jacob Katz.
Situación grave si se considera que la capacidad es de 400 habitaciones y mil 200 camas, repartidas entre hoteles y cabañas, con cerca de 100 familias dedicadas a esta actividad. El desempleo en este lugar alcanza el tres por ciento.
"El turista dejó de venir por miedo a las pedradas, a los ataques, netamente por un problema de seguridad, a pesar de que el municipio invierte cerca de un 25% de su presupuesto en este ítem", dice el alcalde de Metulla.
Pero no sólo el turismo se vio afectado con el cierre fronterizo, sino también la agricultura, ya que diariamente pasaban a territorio israelí unos mil 500 libaneses que trabajaban en el norte del país en labores agrícolas y, específicamente, medio millar en este municipio.
El comercio en la frontera se paralizó y si antes existían decenas de negocios ubicados en el paso entre los dos países, hoy sólo se puede observar uno que sobrevive a duras penas bajo un sol que calienta la tierra a más de 37 grados.
Muy cerca de este lugar se ubica la llamada "buena puerta", donde aún está la reja donde, en 1976, una madre libanesa, junto a su pequeño hijo herido, se acercó a las tropas israelíes, ubicadas en la frontera, para solicitar ayuda. Desde ese día Israel decidió permitir el paso de la población vecina a sus territorios.
Al recorrer Metulla se pueden ver cosas sorprendentes como un jardín infantil construido a menos de cien metros de la frontera, el que nunca fue ocupado debido al peligro que genera su ubicación.
Frente a la reja divisoria se ubican las patrullas israelíes que vigilan la seguridad en el lugar y desde ahí se pueden observar, al otro lado, las mezquitas y los edificios del poblado libanés más cercano, en los que se distinguen las banderas del grupo islámico Hizbola.