BELFAST.- Gran Bretaña ordenó el viernes el envío de más tropas a Irlanda del Norte, para apoyar a sus fuerzas tras dos noches de disturbios y ante la previsión de varias semanas de confrontaciones entre los protestantes y los católicos.
Las noticias de que unos 1.600 soldados llegarían a Irlanda del Norte siguieron a varios disturbios en Belfast, donde más de 60 policías han resultado heridos al tratar de separar a grupos de católicos y protestantes.
El ejército informó que sus refuerzos, que podrían sumar 15.000 en la provincia, son necesarios para apoyar a la policía, mientras enfrenta lo que tradicionalmente representa la época más tensa del año, unas cuantas semanas que comprenden marchas masivas de los protestantes a principios de julio.
La situación deteriorada de la seguridad se añadió a las ya graves presiones sobre el gobierno conjunto católico-protestante de Irlanda del Norte, pieza central del Acuerdo de Viernes Santo, negociado con la mediación de Estados Unidos en 1998.
La pregunta todavía no resuelta sobre el desarme del Ejército Republicano Irlandés (ERI) dominó las negociaciones del viernes en el castillo de Hillsborough, al suroeste de Belfast.
Los gobiernos de Gran Bretaña e Irlanda, que buscan evitar el colapso de la administración en el norte, conversaron por separado con las tres partes involucradas: los Unionistas del Ulster, el partido principal de los protestantes en la provincia; los católicos del línea dura del Sinn Fein, vinculado con el ERI, y los Social Demócratas, que junto con el Partido Laborista, representan a los católicos moderados.