RIO DE JANEIRO.- Aproximadamente 310 presos del Penal Nelson Hungría, en la ciudad brasileña de Contagem (Minas Gerais, sudeste), iniciaron una rebelión en la noche de este viernes y mantienen a siete guardianes como rehenes, informó la policía.
Se trata de la segunda rebelión a estallar en la jornada en cárceles brasileñas, ya que pocas horas antes había comenzado otro motín en la Casa de Custodia de Campos, en el estado de Rio de Janeiro (sudeste), donde la policía tiene informaciones sobre dos presos muertos por los amotinados.
En la cárcel de Contagem, la revuelta comenzó luego de una tentativa frustrada de fuga, cuando los cabecillas invadieron un pabellón reservado y lograron capturar a los siete guardiacárceles a los que mantienen como rehenes bajo amenaza de rústicos objetos cortantes.
El subdirector del Penal Nelson Hungría, Márcio Pereira, dijo que la rebelión fue conducida por 50 detenidos considerados de alta peligrosidad, que ahora pretenden presionar a las autoridades para ser transferidos a cárceles menores, donde tengan mayores comodidades.
De entre esos cabecillas, 11 habrían llegado apenas el jueves a la cárcel, después de promover motines en unidades penales en el interior del estado de Minas Gerais.
Según el comandante general de la Policía Militarizada de Sao Paulo, Sebastiao Neto, se ordenó que la tropa rodee toda la cárcel para evitar nuevas fugas. Por lo menos seis de los 12 pabellones del presidio estarían en poder de los revoltosos.
Neto dijo que recibió informes, que no pudieron ser confirmados, de que los amotinados tienen por lo menos un arma de fuego en su poder.
En la Casa de Detención de Campos, en tanto, los detenidos iniciaron una rebelión esta noche para exigir cambios en los responsables por la disciplina del penal y asesinaron a dos presos condenados por estupro, informó la policía.
Los rebelados exigen también que un grupo de detenidos sea transferido para disminuir el hacinamiento, mejoras en la atención médica y limpieza de las celdas.
A los gritos, los rebelados -en su mayoría encapuchados- se quejaban de malos tratos en manos de los responsables por la disciplina, y de la pésima calidad de la alimentación que le es distribuida.
Un grupo de reporteros llegó a ingresar al penal a pedido de los amotinados y con autorización de las autoridades, pero fueron obligados a retirarse por los propios rebelados cuando constataron que los periodistas no tenían equipos como para transmitir en vivo.
El comisario regional Daniel Ganassin, dijo a la prensa que la Casa de Custodia de Campos tiene capacidad para 100 personas aunque en la actualidad alberga a 187 detenidos. No ostante, el propio jefe policial admitió que el penal ya llegó a albergar 250 personas.
Según Ganassin, la rebelión estalló cuando dos guardias penitenciarios se disponían a distribuir el almuerzo en las celdas de la Casa de Custodia.
El secretario de Seguridad Pública del estado de Rio de Janeiro, el coronel Josias Quintal, envió a las proximidades del penal a una unidad especializada en este tipo de situaciones.
No obstante, la orden del secretario fue que las autoridades del penal eviten a cualquier precio un derramamiento de sangre.