BERLIN.- Alrededor de medio millón de homosexuales y simpatizantes de este colectivo celebraron hoy en Berlín el "Chistopher Street Day", el día del orgullo gay, que en esta ocasión tuvo como lema político el rechazo a la ultraderecha y que por primera vez contó con la presencia del presidente del Parlamento.
En el recorrido de ocho kilómetros por las calles más céntricas de la capital alemana participaron unas ochenta carrozas, sobre las que gays y lesbianas bailaban al son de ritmos discotequeros o caribeños plantando así cara al frío y la lluvia.
No faltaron las carrozas y desfiles de travestis o Drag-Queens con mucho cuero, látex o los atuendos y plumas multicolores del carnaval brasileño, pero también hubo algunos grupos que se tomaron en serio el lema e ironizaron a su manera sobre la violencia ultraderechista.
Un Hitler vestido de militar rosa portaba, por ejemplo, una amenazadora pancarta que decía: "'agáchate skin!".
Otros vestían una fantasiosa indumentaria que mostraba dos caras antagónicas. Una mitad del cuerpo vestida con pantalones militares y la otra con shorts, plumas y color.
Incluso la policía no sólo asistió como garante de la seguridad ciudadana sino también como participante.
Pequeños grupos de policías homosexuales se unieron al desfile, pero, a diferencia del resto, los agentes no iban disfrazados sino vestían su indumentaria cotidiana, el uniforme, a lo sumo decorado con alguna rosa en el ojal.
Una carroza aprovechó la presencia de Madonna en Berlín para hacer un homenaje a la cantante. Todos los gays y lesbianas iban vestidos de vaqueros, una de las indumentarias obligatorias de Madonna en sus conciertos.
La vigésimo tercera fiesta del Christopher Street Day en Berlín sirvió además para presentar varias novedades.
Por primera vez un presidente del Parlamento -el socialdemócrata Wolfgang Thierse, participaba en la manifestación, y por primera vez los organizadores entregaron un premio al coraje civil.
El galardón fue compartido por el presidente del Consejo Central Judío alemán, Paul Spiegel, y el centro de ayuda a homosexuales víctimas de asaltos.
Uno de los protagonistas de la fiesta fue sin duda el nuevo alcalde-gobernador de Berlín, el socialdemócrata Klaus Wowereit, quien poco antes de asumir el cargo confesó públicamente su homosexualidad.
Aunque Wowereit no estuvo presente pues tuvo que asistir a una reunión de los jefes de gobierno regionales, muchos portaban pancartas o camisetas en las que se leía la frase acuñada por el alcalde el día que confesó su homosexualidad: "Soy gay y está bien así".
En el Ayuntamiento central y también en muchas alcaldías de barrio los organizadores de la fiesta había izado la bandera con el arco iris que representa al colectivo homosexual.
La izada en el ayuntamiento principal estuvo precedida de un debate político, puesto que había sido prohibida por el saliente alcalde-gobernador, el democristiano Eberhard Diepgen, el último día que ejerció sus poderes.
La primera medida que tomó su sucesor Wowereit, sin embargo, fue levantar esta prohibición, para el orgullo de los homosexuales berlineses, que ven esta ciudad como la capital gay de Alemania.
Este año la fiesta costó 250.000 marcos (alrededor de 125.000) dólares, dinero que, según el gerente de la iniciativa que organiza el Christopher Street Day en Alemania, Michael Schmidt, fue exclusivamente recaudado entre patrocinadores privados.
El día del orgullo gay que se celebra en diversas ciudades del mundo, conmemora el primer levantamiento de homosexuales contra la represión policial, ocurrido en 1969 en el barrio neoyorquino de Greenwich Village.
En Alemania tiene lugar desde 1979, sobre todo en las ciudades de Colonia y Berlín, donde año tras año se congregan cientos de miles de personas, pero también en localidades más pequeñas como Bielefeld.