PARIS.- Un maestro de 62 años, Jacky Kaisersmertz, fue condenado hoy por el Tribunal de lo Criminal de Nievre (centro de Francia) a 18 años de cárcel por una violación y agresiones sexuales a 10 menores.
Aunque habían sido 72 las víctimas que le denunciaron, la mayor parte de los casos habían prescrito.
En su sentencia el tribunal, que se acercó a los 20 años solicitados por la Fiscalía -el máximo para este tipo de delitos-, dictaminó que el cumplimiento efectivo de la pena no podrá ser menor de 12 años, y le impuso igualmente la suspensión de los derechos cívicos, civiles y de familia durante 10 años.
Al escuchar la sentencia, Kaisersmertz -que según sus abogados intentó suicidarse en su celda por segunda vez la pasada noche-, se limitó a contestar a la magistrada que estaba al frente del tribunal "sí señora presidenta".
Kaisersmertz, maestro de la localidad de Cosne-sur-Loire entre 1967 y 1993, fue detenido en mayo de 1997, acusado de haber violado a uno de sus alumnos y de haber agredido sexualmente a otros 10, todos ellos menores de 15 años.
Después de haber permanecido en prisión durante 18 meses, salió en régimen de libertad condicional y no se presentó el día que comenzaba su juicio el pasado día 11, pero fue arrestado dos días más tarde.
Después de una deliberación de varias horas, el tribunal leyó la sentencia, que incluye una multa de 34.301 euros por daños y perjuicios que el condenado deberá abonar a la familia de Thierry Debain, el joven que presentó la denuncia en 1996 contra Kaisersmertz que permitió su detención.
Debain fue una de las víctimas del maestro condenado ahora por pederastia -delito que ha reconocido durante el proceso- y se suicidó poco después de presentar la denuncia.
La acusación particular, que incluía asociaciones de protección de la infancia, mostró "alivio" tras la lectura de la sentencia porque así "las víctimas son reconocidas en su estatuto de víctimas", dijo uno de sus representantes, Jean Chevais.
Kaisersmertz, según los especialistas que lo han examinado, es un hombre muy inteligente que no sufre ninguna enfermedad mental y con una doble personalidad: impulsiva y capaz de ejercer violencia, por una parte, y calculador y con una gran desconfianza por otra.
Durante el juicio explicó que él mismo había sido víctima de abusos sexuales cometidos por su padre entre los 7 y 11 años, y a pesar de sus prácticas pederastas, tenía una vida sexual "armoniosa" con su mujer.
En el proceso, los superiores del condenado en la Educación Nacional recibieron reproches por parte de los abogados de las víctimas por no haber hecho nada, aunque conocían sus inclinaciones sexuales del acusado.