WASHINGTON.- El presidente electo Alejandro Toledo abrió el miércoles la posibilidad de conceder clemencia a Lori Berenson, la estadounidense sentenciada en Perú a 20 años de prisión por terrorismo, cediendo ante las intensas presiones de la Casa Blanca y el Congreso.
El anuncio fue formulado luego de un encuentro con miembros del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, cuyo presidente, Henry Hyde, unió su voz a los pedidos que en ese sentido lo hicieron en la víspera el secretario de Estado Collin Powell y el presidente George W. Bush, alegando razones humanitarias.
"Sí, nos han planteado una amnistía" para Berenson, dijo Toledo al término de la reunión-almuerzo con Hyde y otros miembros del comité en el Capitolio.
Indicó que el caso sería sometido a estudio cuando asuma la presidencia dentro de cinco semanas.
"Primero, yo no soy el gobierno todavía", dijo. "Segundo, no voy a interferir con el Poder Judicial, y tercero el proceso (judicial) no ha terminado aún".
"Yo no descarto nada", agregó.
Preguntado qué significaba la alegación de "razones humanitarias" planteada por Bush, Toledo dijo: "Una clemencia. Sólo así podría funcionar".
Indicó que Hyde le informó que la Cámara aprobará una moción de felicitación por su elección y apoyo al gobierno, similar a la que hizo el Senado luego de ganar los comicios a comienzos del actual mes.
"Estoy muy endeudado por todo esto", dijo Toledo abordando la limosina que lo llevaría al aeropuerto de Washington para continuar su gira internacional por Europa.
Berenson, una neoyorquina de 31 años, fue condenada a 20 años de cárcel por un tribunal que la encontró culpable de colaborar con el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru realizando labores de reconocimiento para capturar el Congreso. Fue además acusada de alquilar una casa en la que se escondieron los rebeldes. Sin embargo, fue encontrada inocente de pertenecer al grupo.
"El tema Berenson parece ser una constante (durante las reuniones) y yo lo entiendo", dijo Toledo a los reporteros.
Toledo se había negado a hablar de la posibilidad de amnistía a Berenson. Incluso el martes dijo luego de dialogar con empresarios en un desayuno que "no correspondía a un presidente andar excarcelando presos".
Las presiones estadounidenses para la liberación de Berenson han sido intensas desde que fue sentenciada a cadena perpetua por un tribunal militar en 1996, y ya lograron que Berenson fuese sometida a un segundo juicio en un tribunal civil. Este le conmutó la pena a 20 años la semana pasada y la defensa ha apelado.
Estados Unidos espera que la apelación tenga lugar pronto. Bush le ha pedido a Toledo que se tenga en cuenta la posibilidad de un perdón por "cuestiones humanitarias".
Pero, las presiones estadounidenses no necesariamente significan que quienes piden su amnistía la consideren inocente.
"No sé cómo alguien que mire las pruebas llegue a una conclusión diferente de que ella sabe más de lo que dice", dijo Dennis Jett, embajador norteamericano en Lima de 1996 a 1999.
Arturo Valenzuela, ex miembro del Consejo Nacional de Seguridad en Washington, opinó que las circunstancias de la detención de Berenson sugieren que estuvo mezclada con los guerrilleros.
"No creo que nadie con quien hablé en el gobierno de Estados Unidos lo dude", indicó Valenzuela. "La cuestión está en si su participación o asociación con esas personas mereció el tipo de acusaciones penales que le fueron formuladas".
Berenson y sus partidarios denunciaron la segunda condena y dijeron que tuvo motivaciones políticas, que los jueces estaban parcializados y que los testigos fueron intimidados.