MOQUEGUA.- Alfredo Surco lo perdió todo en un devastador terremoto que asoló la semana pasada este aislado pueblo. Pero al igual que nueve de cada 10 personas cuyas vivienda fueron destruidas, aún no ha recibido tiendas, comida, medicinas ni otro tipo de ayuda.
El constructor desempleado de 36 años de edad dijo que luego que el terremoto de 8,1 grados de magnitud del 23 de junio, aquellos que perdieron sencillas casitas de adobe y pobres pertenencias en pueblos rurales han quedado relegados por la vecina Arequipa, una joya de la etapa colonial que es la segunda mayor ciudad peruana, con un millón de habitantes.
Gran parte de la destrucción allí, que incluyó el derrumbe del campanario de una catedral del siglo XVII, ha centrado la atención internacional.
Aquí fueron destruidos o gravemente dañados 80 por ciento de los edificios. Aún así, solamente han llegado 400 tiendas de campaña, dejando a la mayoría de las 40.000 personas que viven en y alrededor de Moquegua a que se las arreglen como pueden en la calle.
''Lo que hemos recibido es muy poco, y muy demorado'', dijo Mario Vizcarra, presidente de la rama local del Consejo Transitorio de Administración Regional. ''La gente aquí se está desesperando''.
Los problemas con la entrega de ayuda son comunes en cualquier caso de desastre, pero muchos dicen aquí que las políticas en el área les están afectando.
''Arequipa simplemente es más poderosa'', dijo Carmen Gámez, que tiene una tiendecita de helados y refrescos en la plaza central de Moquegua. ''Partes de su catedral se derrumban y ellos piden más dinero, mientras que los poblados vecinos están llenos de gente desamparada''.
Incluso la prensa peruana le ha vuelto la espalda a las víctimas de acuerdo a Surco.
''Estas fotos son de mi pueblo, tomadas en esta misma esquina'', dijo Surco, apuntando con el dedo a una foto de la devastada calle donde se levantaba su casita. ''¡Pero aquí dice Arequipa! ¡Es por eso que Arequipa tiene toda la ayuda, mientras que nosotros quedamos huérfanos!.