BRASILIA.- El presidente del Congreso de Brasil, Jader Barbalho, acosado por un escándalo de corrupción, se vio presionado este martes por sus propios aliados a rendir cuentas sobre denuncias de un desvío millonario de fondos públicos.
Los llamados del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de la coalición oficialista, se sumaron a presiones de la oposición izquierdista en el Congreso para que Barbalho aclare las denuncias sobre el desvío de alrededor de un millón de dólares del Banco do Pará en la década de 1980.
El senador Maguito Villela, presidente interino del PMDB, calificó las denuncias como graves y sugirió la posibilidad de que el partido le retiro el apoyo. "A partir del momento en que se comprueba un acto de improbidad administrativa o de corrupción, el partido no dará más apoyo político", dijo Villela a la prensa tras un encuentro de dirigentes del partido en Brasilia, donde discutían también la posibilidad de romper con la alianza gobernante.
Según un informe del Banco Central, partes del cual fue divulgado por la prensa local, Barbalho habría desviado recursos del Banco do Pará cuando era gobernador del estado norteño de Pará entre 1984 y 1988. También se le acusó de malversación de fondos destinados a la reforma agraria, cuando fue ministro del ramo.
De probarse los cargos en su contra, el legislador podría enfrentar un proceso de destitución, lo cual implicará la salida en desgracia de un aliado más del presidente Fernando Henrique Cardoso.
En mayo renunciaron, presionados por un escándalo de quiebra del sigilo de votación, los senadores José Roberto Arruda, ex jefe de la coalición gobernante en el parlamento, y Antonio Carlos Magalhaes, ex presidente del Congreso.
Miembros del PMDB en el Senado defendieron la salida de Barbalho de la presidencia del Congreso para que se ocupe de defenderse de los cargos.
El senador Antero Paes de Barros se pronunció por el retiro de Barbalho de la presidencia del Congreso, cuando el parlamento vuelva a labores en agosto tras su receso, "por aprecio al Senado, porque la institución debe ser preservada".
El martes, el izquierdsta Partido de los Trabajadores (PT), de oposición, pidió convocar a la comisión representativa del Congreso para que se pronuncie sobre las denuncias contra Barbalho. Pero el presidente de la comisión es el propio senador acusado, y todavía no se pronunció sobre la citación.
El diputado Walter Pinheiro, jefe de la bancada del PT, anunció que su partido esperaría hasta el miércoles para que Barbalho se pronuncie sobre el llamado, caso contrario comenzará a reunir firmas de parlamentarios para convocar la reunión. "El está insistentemente escondiéndose en el escudo de la presidencia del Senado", se quejó Pinheiro.
El jefe del Senado también preside el Congreso, que reune ambas cámaras parlamentarias.
El martes, el Procurador General de la República, Geraldo Brindeiro, admitió la posibilidad de abrir una investigación criminal contra Barbalho en caso de que se comprueben las denuncias en su contra.
Las nuevas denuncias contra Barbalho remecieron el ambiente político en Brasilia, que estaba en calma por el receso parlamentario, luego de meses de escándalos de corrupción que envolvían personeros del Congreso y el Gobierno.