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Papa condena experimentación con embriones humanos

En reunión con el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, el Santo Padre advirtió de la "maldad" de las investigaciones con células madre usando embriones y habló del derecho a la vida y los peligros de la globalización.

23 de Julio de 2001 | 16:55 | ANSA
CASTEL GANDOLFO.- El Papa Juan Pablo II reclamó hoy al Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, una globalización de la solidaridad y ratificó su condena a la experimentación con embriones humanos, el aborto y la eutanasia.

En la primera audiencia que el Papa concedió a Bush, mantuvieron un encuentro de 20 minutos a solas en la residencia veraniega de Castel Gandolfo, sur de Roma, en un tono "amigable".

Juan Pablo II auspició una revolución de oportunidades que permita a todos los pueblos del mundo la participación en las riquezas del planeta y una globalización de la solidaridad.

El Papa destacó la atención otorgada en la cumbre del G-8 al "proceso de globalización que estuvo tan enormemente acelerado en los últimos diez años" pero "aún apreciando las oportunidades de crecimiento económico y prosperidad material ofrecidas, la Iglesia no puede dejar de expresar profunda preocupación porque el mundo continúa dividido".

El Pontífice precisó que las actuales divisiones no responden a "bloques políticos y militares, sino a una trágica línea de demarcación entre quienes pueden gozar de estas oportunidades y quienes parecen dejados afuera".

"La revolución de la libertad de la cual hablé en las Naciones Unidas en 1995, debe ahora ser completada a través de una revolución de oportunidades, en la que todos los hombres del mundo contribuyan activamente a la prosperidad económica y puedan gozar de sus frutos", recordó a Bush.

El Papa indicó que los líderes de las naciones desarrolladas no pueden ignorar "prioridades" tales como: "el respeto de la naturaleza por parte de todos, una política de apertura hacia los inmigrantes, la cancelación o una significativa reducción de la deuda de las naciones pobres, la promoción de la paz a través del diálogo, el primado del rol de la ley, ya que un mundo global es esencialmente un mundo de solidaridad".

Juan Pablo II aprovechó la ocasión para ratificar su postura favorable al "más fundamental de los derechos humanos, el derecho a la vida", condenó "la investigación basada en los embriones humanos", además de la eutanasia y el infanticidio.

"Una sociedad libre y virtuosa, a la que aspira Estados Unidos, debe rechazar toda práctica que devalúe y viole la vida humana en cualquier momento de la concepción a la muerte natural", dijo el Papa.

Juan Pablo II destacó que el "respeto de la dignidad humana de todos los miembros de la familia" requiere políticas que permitan a los pueblos el acceso a lo que es necesario para sus vidas, incluidos los instrumentos tecnológicos.

Por su parte, Bush expresó un breve discurso y agradeció al Papa por haber recordado a los norteamericanos que su prosperidad debe coincidir con la misericordia y los objetivos morales de su acción.

"Donde existen opresiones, usted habla de justicia y esperanza. Donde hay odio, usted habla de tolerancia", expresó Bush al Pontífice.

"Usted recordó, también en el pasado, que Estados Unidos está llamada en modo especial a promover la justicia y a defender a los débiles y carentes del mundo. Nosotros recordamos sus palabras y haremos siempre lo mejor" para mantenerlas presentes, agregó.

El jefe de la Casa Blanca recordó las anteriores nueve visitas de mandatarios norteamericanos, entre ellos su padre, así como los viajes de Juan Pablo II a Estados Unidos.

Bush aseguró también que el Papa contribuyó con "el poder de la verdad" a "derrotar al diablo y a cambiar el curso de la historia".

El Presidente respondió al Papa sobre el tema polémico de las células estaminales más tarde, en una conferencia de prensa con el Premier italiano Silvio Berlusconi, donde admitió: "Estamos frente a una difícil elección, hay que equilibrar el valor de la vida y el respeto por ella con las promesas de la ciencia y la esperanza de salvar otras vidas".

Bush precisó que de regreso a su país continuará "escuchando puntos de vistas distintos" y tomara "una decisión cuando esté listo, en el interés del pueblo estadounidense".

Fuentes vaticanas señalaron que ambos líderes trataron la situación de Medio Oriente en general, el embargo contra Irak y el posible envío de observadores internacionales a Jerusalén.

La pena de muerte estuvo ausente en la audiencia, pese a que el Vaticano intercede por cada convicto condenado a la pena capital en el país gobernado por Bush, incluida las dos primeras ejecuciones federales, luego de 37 años.

Bush mantuvo una charla con el secretario de Estado, el cardenal Angelo Sodano, en torno a la libertad religiosa en el mundo.

El purpurado le pidió apoyo para abrir un canal con China y lamentó la situación de los católicos en Arabia Saudita, donde un millón de inmigrantes, sobre todo filipinos, no puede tener asistencia religiosa alguna.

Bush, visiblemente emocionado por el encuentro con el Pontífice, concurrió a Castel Gandolfo acompañado por su esposa Laura y su hija Bárbara.
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