GINEBRA.- El gobierno de Estados Unidos rechazó este miércoles en Ginebra un proyecto de protocolo que quería instaurar un mecanismo de verificación de la Convención de 1972 sobre armas bacteriológicas, si bien reafirmó su firme respaldo a esta lucha.
El proyecto de protocolo espera definir los medios, sobre todo de inspección y de control, para hacer aplicar esta convención internacional que prohíbe el desarrollo de armas de destrucción masiva basadas en bacterias, virus y gérmenes.
Aunque ha sido ratificado por 143 países, incluido Estados Unidos, el proyecto está desprovisto de un sistema que garantice su aplicación. Este texto "compuesto", según la definición que le dio el presidente del grupo de trabajo, el embajador húngaro Tibor Töth, fue elaborado y reelaborado durante seis años, para incluir las opiniones de unos y otros y ya recibió el apoyo de 50 de los 56 miembros del grupo "ad hoc".
Pero el rechazo de Estados Unidos, líder mundial de biotecnologías, constituye un revés mayor. Contrariamente a Rusia, China, Cuba, Irán y Pakistán que, aunque lo critican quieren continuar negociando en base a este texto, Estados Unidos estima que no sirve de fundamento a nuevas discusiones.
"Las objeciones que ponemos a este protocolo son serias e inherentes al punto de vista empleado. Una nueva redacción o más modificaciones no producirán un resultado que podamos aceptar", advirtió el embajador Donald Mahley, negociador del gobierno Bush en materia de armas bacteriológicas.
Frente a este rechazo, organizaciones no gubernamentales (ONG) que siguen la negociación de Ginebra, estimaron que Washington comete "un gran error". Si se tiene en cuenta su reciente rechazo al protocolo de Kyoto, sobre cambio climático, expertos de ONG estimaron que este nuevo rechazo a un instrumento internacional es un giro de Washington con relación a los gobiernos precedentes.
En una larga intervención este miércoles antes los 56 miembros del grupo encargado de negociar el protocolo, el embajador estadounidense insistió en que los argumentos de Washington no son nuevos. "Se trata de una evaluación específica de una cuestión específica de seguridad. Decir que la decisión estadounidense está provocada por el lobby de los laboratorios farmacéuticos no es correcto. Nuestra decisión está basada en una evaluación para determinar si este documento satisface los objetivos de seguridad que se esperaban de él, a un coste aceptable para Estados Unidos", dijo ante la prensa.
En tanto, la Unión Europea (UE) respaldó el protocolo, al estimar que "constituye la base de decisiones políticas que deben ser adoptadas necesariamente, incluso si algunas partes no responden a las expectativas de la UE".
Brasil, en nombre de una gran coalición de países norte-sur, también respaldó el texto. Según Estados Unidos, que reafirmó enérgicamente su apoyo a la Convención de 1972, este protocolo no aportaría ni siquiera informaciones fidedignas y completas sobre la producción de productos de riesgo, pondría potencialmente en peligro la seguridad nacional y los datos confidendiales de Estados Unidos, sobre todo en materia de "biodefensa", y perjudicaría a las sociedades privadas que serían objeto de acusaciones injustificadas.
Estados Unidos estima también que el sistema de inspección podría ser impuesto sólo a los países democráticos, los menos inclinados a hacer proliferar estas armas.
Washington parece dar prioridad a un tratamiento multilateral más pragmático, con los países aliados, para coordinar el control de las exportaciones de productos biológicos civiles susceptibles de ser utilizados con fines delictivos, según observadores de las negociaciones.
Este proyecto de protocolo, el único texto negociado en la actualidad en materia de desarme, debe ser sometido a la conferencia de examen de los Estados miembros de la Convención, en noviembre y diciembre.