MADRID.- El jefe del Gobierno español, José María Aznar, y el Presidente regional del País Vasco (norte), Juan José Ibarretxe, se reunieron este lunes en Madrid por primera vez desde hace 13 meses, poniendo fin a un prolongado enfado recíproco debido a sus discrepancias por el tema de la autonomía del país vasco.
La entrevista comenzó a las 18.00 locales (16.00 GMT) en el palacio de la Moncloa de Madrid y duró dos horas y cuarto.
Se trató también de la primera reunión desde que el Partido Nacionalista Vasco (PNV, moderado) de Ibarretxe ganó el pasado 13 de mayo por amplia mayoría las elecciones regionales, lo que supuso un fracaso estrepitoso al Partido Popular (PP, derecha) de Aznar, que venía reclamando desde hacía más de un año esos comicios anticipados.
"He venido a abrir una nueva etapa política basada sobre el diálogo entre nosotros", declaró Ibarretxe tras el encuentro. "Este es un primer encuentro, tendrán que seguir otros muchos. El apetito viene comiendo", añadió.
En tanto, el portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas, también fue conciliador al afirmar que Aznar se mostró "completamente abierto al diálogo y a la colaboración institucional".
Pese a ello, "el Presidente del gobierno ha recordado al 'lehendakari' la prioridad absoluta de la lucha contra el terrorismo", añadió. Antes, el ministro de la Presidencia, Juan José Lucas, había manifestado su deseo de que Madrid y el País Vasco "entren en una fase más rica para todo el mundo, más positiva y con mejor entendimiento".
Aznar reprochó durante mucho tiempo a Ibarretxe -que ya era jefe del gobierno vasco antes de las últimas elecciones- su "falta de firmeza" con los independentistas radicales que apoyan a la organización armada vasca separatista ETA y que fueron, hasta principios de 2000, los aliados parlamentarios del gobierno vasco, estimando que de esa forma se habían lanzado a una "aventura secesionista".
Los nacionalistas acusaron al gobierno de Aznar de haber saboteado, por su inflexibilidad, la tregua declarada por ETA en septiembre de 1998, y finalmente suspendida en diciembre de 1999. La voluntad de normalización anunciada por ambas partes antes de la reunión no esconde las profundas diferencias que subsisten en numerosos aspectos de la cuestión vasca, un problema agravado por el aumento de la violencia de ETA, que ha asesinado a 12 personas desde enero.
Ibarretxe expresó a Aznar su voluntad de combatir a ETA. Al mismo tiempo reclamó la creación de una "comisión política al más alto nivel" para reforzar la autonomía del País Vasco respecto a Madrid, juzgada insuficiente por los nacionalistas.
También manifestó su deseo de "desarrollar un país integral y cohesionado en el que los ciudadanos vascos siempre tengan el derecho a la palabra para decidir su futuro propio", aludiendo al proyecto de autodeterminación incluido en su programa de Gobierno.
Por su parte, Aznar advirtió a su interlocutor de que el diálogo entre Madrid y las autoridades vascas no debe superar el marco del estatuto de autonomía de la región. Este diálogo es "incompatible con la apropiación de la pluralidad política y territorial del País Vasco por un programa de partido o de gobierno".
"Nosotros, los vascos, seremos lo que queramos, independientemente de las consideraciones legales", es decir de la Constitución española que proclama la indivisibilidad del territorio, había declarado Ibarretxe el domingo en una entrevista al diario vasco "El Correo".
No obstante, había anunciado que no habría "consulta sobre la autodeterminación sin pacto previo" entre los partidos políticos. "Ibarretxe debe saber que ninguna parte de España va a separarse. El derecho a la autodeterminación no es reconocido en ninguna parte del mundo", había subrayado Aznar en una entrevista publicada en el diario barcelonés "La Vanguardia".