Ciudad del Vaticano.- Juan Pablo II celebró hoy en la plaza de San Pedro del Vaticano la audiencia pública número mil de sus casi 23 años de pontificado, a la que asistieron varias decenas de miles de personas, entre ellas 22.000 monaguillos de varios países.
En estas mil audiencias públicas asistieron un total de 16 millones de fieles, según datos de la Prefectura de la Casa Pontifica, que es la que regala las entradas.
Nunca hasta ahora un Papa había celebrado tantas audiencias públicas. El año que acudieron más fieles a estas audiencias fue durante el Año Santo de 2000, cuando lo hicieron 1.463.500 personas, repartidas entre las 45 que celebró (una por semana, generalmente los miércoles).
Cuando celebró menos fue en 1981, debido al atentado que sufrió el 13 de mayo en la plaza de San Pedro precisamente en la audiencia semanal, durante la cual fue tiroteado por el terrorista turco Ali Agca.
En aquel año sólo hubo 32 audiencias, ya que pasó varios meses hospitalizado y recuperándose. En 1981 acudieron 447.000 fieles. En lo que va de 2001 ya ha celebrado 25 audiencias, con un total de 331.500 personas.
La de hoy se celebró en la plaza de San Pedro debido a la masiva presencia de monaguillos, que desafiaron, al igual que el anciano Pontífice, el sol de justicia que desde primeras horas caía sobre Roma.
El fuerte calor reinante obligó a los responsables vaticanos a regar con mangueras a los presentes, para que se refrescaran.
Juan Pablo II, que se trasladó al Vaticano desde su residencia de verano de Castel Gandolfo, apareció sonriente, con buen color de cara y satisfecho.
Dirigiéndose a los monaguillos dijo que hoy San Pedro era la plaza de la juventud y que le recordaba la Jornada Mundial de la Juventud que se celebró del 15 al 20 de agosto del pasado año en Roma, a la que asistieron más de dos millones de muchachos, en la mayor concentración de jóvenes de la historia de Occidente.
El Obispo de Roma bendijo y echó incienso en una gran incensario llevado a la plaza por los monaguillos.
El Papa afirmó que los monaguillos ocupan un puesto privilegiado en las celebraciones litúrgicas y que son muchos más que simples ayudantes del párroco, "ya que sois servidores de Jesucristo".
"Es un privilegio estar cerca del altar, ayudar al sacerdote, atender a la comunidad cristiana. Pero también comporta la responsabilidad de estar muy cerca de Jesús con el corazón, con las buenas obras y el testimonio alegre de la fe. Es, pues, una llamada a ser también en la vida diaria luz del mundo y portadores del Evangelio en la familia, en la escuela y en los diferentes ámbitos de la sociedad", les dijo el Pontífice.
Juan Pablo se dirigió en español a los monaguillos españoles y de Latinoamérica, a quienes animó a estar siempre abiertos a la Iglesia y no rechazar servirla si Dios les llama al sacerdocio o a la vida consagrada.
El Obispo de Roma también tuvo palabras de afecto para los padres y educadores de los monaguillos y para las numerosas parejas de recién casados que acudieron a la plaza de San Pedro para recibir la bendición del Pontífice.
Concluida la audiencia, Juan Pablo II regreso a Castel Gandolfo, donde mañana recibirá al líder palestino, Yaser Arafat, con quien analizará la grave situación que atraviesa Oriente Medio.