OTTAWA.- Estados Unidos quiere someter a una revisión total su frontera con Canadá para reducir las demoras en el comercio y a los viajeros y podría, en algún momento, sopesar su eliminación, dijo el embajador de Washington en Ottawa, Paul Cellucci.
Cellucci dijo en una entrevista con Reuters, el miércoles, que Estados Unidos, México y Canadá (socios del Tratado de Libre Comercio en América del Norte, TLC), deberían de trabajar hacia una integración más estrecha.
Eso podría, en su momento, incluir una estrategia energética común, la armonización de importantes regulaciones y la construcción de un perímetro de seguridad en torno al área del TLC, en lugar de vigilar sus límites internos, dijo.
La primera etapa de lo que Cellucci llamó un arreglo "NAFTA-Plus" (por la sigla en inglés del TLC) debería de concentrarse en las maneras de acelerar el tránsito de vehículos y personas a través de la cada vez más congestionada frontera, en donde el 90 por ciento de todo el tráfico se canaliza a través de apenas 11 cruces.
"Si no comenzamos a hacer cosas para facilitar que la gente atraviese la frontera, nos vamos a enfrentar con un atasco y eso va a requerir de nosotros que situemos más personal y más infraestructura, justo en la frontera", dijo.
La aceleración del flujo, agregó, podría lograrse colocando transponedores electrónicos en camiones a fin de permitirles que crucen la frontera sin tener que parar, así como también emitiendo pases electrónicos especiales a quienes viajan regularmente entre los dos países.
Demoras más prolongadas y frecuentes en los cruces de mayor importancia generan más costes para los transportistas y también causan problemas ambientales, dijo Cellucci.
Sus comentarios reflejaron el creciente deseo en ambos países de iniciar un debate en torno a cómo reducir las demoras que entorpecen el intercambio comercial de 1.200 millones de dólares que a diario cruza la frontera.
Funcionarios gubernamentales canadienses de alto rango coinciden con la necesidad de mejorar el flujo de tráfico vehicular y de personas, pero no se muestran amenos a la idea de que la frontera podría desaparecer algún día.
"No estamos diciendo que no tendremos una frontera. Lo que estamos diciendo es que deseamos facilitar que ciudadanos estadounidenses y canadienses respetuosos de la ley crucen la frontera", dijo Cellucci.
Ante consultas de si cree que la frontera podría, en algún momento, desaparecer, respondió: "¿Podría evolucionar hasta ese punto? Es posible, pero concentrémosnos en lo que es factible. Nosotros respetamos muchísimo la soberanía de Canadá y Canadá respeta la nuestra".
La semana pasada, Cellucci dijo en un discurso que no debería pensarse de la frontera tanto como un límite, sino más bien como un lugar de encuentro, una "Calle Principal" en América del Norte.
Cellucci dijo a Reuters que, a largo plazo, su mayor deseo es ver si las tres naciones podrían coincidir en la instauración de una especie de perímetro externo de seguridad.
Eso permitiría asignar más fondos a actividades policiales y de inteligencia orientadas al combate contra el crimen y las amenazas externas, más que a los cruces fronterizos.
"Pensar que uno va a frenar a los malos en la frontera cuando se trata de una de (5.000 kilómetros), cuando tenemos 200 millones de cruces al año, es como buscar una aguja en un pajar", dijo.
Pero el ministro canadienses de Relaciones Exteriores, John Manley, en conversación con Reuters esta semana, dejó en claro su opinión de que considera prematura cualquier discusión sobre un perímetro en el TLC.
"Me parece que vamos a tener que trabajar un poco más en ese asunto. Creo que en lo que nosotros queremos concentrarnos es en la frontera Canadá-Estados Unidos, más que en tratar de establecer un régimen que se aplicaría a toda América del Norte", dijo.
"Pero inquietudes en torno al perímetro se han planteado en el pasado, son legítimas... fortalecer el perímetro es una de las condiciones que ambos querremos evaluar, a fin de estar satisfechos de que podemos flexibilizar la misma frontera Canadá-Estados Unidos", dijo.
Algunos en Canadá, cuyos 30 millones de habitantes son poco más del 10 por ciento del total en Estados Unidos, temen que en vista del enorme poderío de su vecino del sur, una integración más estrecha significaría, inevitablemente, una erosión de su soberanía.
Pero Cellucci dijo que en vista de que el TLC es una asociación genuina, tales aprensiones son equivocadas. "El NAFTA está beneficiando a los tres países y no creo que los canadienses deberían de sentirse menos canadienses", afirmó.