BUENOS AIRES.- El partido del Presidente argentino Fernando de la Rúa puso en duda la efectividad del plan de ajuste económico implantado por el gobierno, dando una muestra más de las divisiones políticas en la coalición oficialista que mantienen en vilo a los inversores.
"Es difícil entrever con estas medidas que se han tomado una reactivación", dijo el ex Presidente Raúl Alfonsín, líder de la centrista Unión Cívica Radical (UCR) de De la Rúa, la principal fuerza de la Alianza gobernante.
La declaración tuvo lugar tras una jornada positiva para los activos financieros argentinos, que el miércoles habían sido vapuleados por inversores que no dejan de temer que el gobierno se vea obligado a declarar una cesación de pagos debido a la falta de crecimiento económico.
Mientras la bolsa de Buenos Aires cerró con un alza de 1,87%, el riesgo país -que mide la desconfianza de los inversores- cayó 8,77% a 1.601 puntos básicos, según el índice EMBI+ de J.P. Morgan.
Los inversores aún desconfían de que De la Rúa, cuya popularidad está por el piso tras 19 meses de gestión en que no ha logrado resucitar la economía, tenga margen de maniobra política para profundizar el impopular ajuste que comenzó a aplicar y que incluye recortes en salarios de empleados públicos y pensiones.
El mejor humor en los mercados surgió después que un portavoz del Ministerio de Finanzas alemán dijo que Buenos Aires pidió apoyo a su gobierno para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) incremente y acelere desembolso de fondos a Argentina.
El plan de austeridad de De la Rúa fue un duro golpe para la Alianza, que se debate entre sectores de la UCR que no cesan en sus críticas a De la Rúa y su socio menor, el Frente País Solidario, que evalúa abandonar la coalición.
La Alianza había quedado practicamente quebrada en octubre del 2000, después que Carlos Alvarez, líder del Frepaso, renunció a la vicepresidencia disgustado con De la Rúa.
Además, Alfonsín, cuya figura volvió a cobrar brillo en los últimos meses después que tuvo que abandonar anticipadamente el poder en 1989 por una crisis económica, mantiene una guerra abierta con el ministro de Economía, Domingo Cavallo, quien lidera un partido de centroderecha.
"El ministro de Economía no tiene de qu quejarse, hay una buena predisposición para trabajar", resaltó Alfonsín al referirse a recientes declaraciones de Cavallo sobre que hay sectores del oficialismo que no apoyan a De la Rúa.
Las dudas sobre la gobernabilidad de De la Rúa borraron el optimismo que podría haber generado en los mercados el logro del gobierno de haber conseguido que el Congreso le refrendara a regañadientes su plan de ajuste.
La iniciativa, presentada oficialmente como una herramienta para reestablecer la confianza de los inversores, dispone un recorte mensual de 13 por ciento hasta septiembre en los salarios de empleados públicos y pensiones superiores a los 500 dólares.
De esta manera, el gobierno busca llevar a cero sus dficits fiscales mensuales al gastar sólo lo que recauda por impuestos, dando prioridad al pago de sus deudas por encima de las obligaciones con empleados, pensionados y proveedores.
"En líneas generales, todos advertimos la necesidad de que, al lado del déficit cero, también haya hambre cero y analfabetismo cero", ironizó Alfonsín.
Si los ingresos impositivos son inferiores a los previstos, la rebaja en los salarios puede ser ampliada.