GAZA.- La Autoridad Nacional Palestina (ANP) advierte de la amenaza de una guerra regional y exige de nuevo el envío urgente de una fuerza de observadores internacionales a Cisjordania y Gaza, mientras un informe militar israelí afirma que la violencia continuará a "fuego lento" pero con gran "volatilidad".
"La condena de la comunidad internacional a la política de Israel hacia los palestinos no es suficiente y llevará a toda la región a una peligrosa inestabilidad", dice un comunicado del Gobierno palestino difundido esta madrugada.
En su reunión semanal, el Consejo de Ministros de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) estudió el recrudecimiento de la ola de violencia en Cisjordania y Gaza, y en particular la política de asesinatos selectivos de Israel: 56 desde el comienzo de la "intifada" (alzamiento popular) en septiembre pasado.
En el último de ellos, el de Jamal Mansour, máximo dirigente del Movimiento de la Resistencia Islámica (HAMAS) en Cisjordania, murieron también dos niños y otros cinco integristas, lo que dio a la organización mayor apoyo popular.
Estas operaciones de "eliminación" por parte de Israel, con información de colaboracionistas palestinos, han puesto en entredicho a los organismos de seguridad de la ANP, que temen perder el control de la "intifada", hasta ahora en manos de las milicias de Al-Fatah, que preside Yaser Arafat.
Para tratar de disuadir a la población de que no colabore con Israel, el Cuerpo de Inteligencia de la ANP detuvo esta semana a más de 60 colaboracionistas en el distrito de Jenín y los Tribunales palestinos condenaron a muerte a otros tres.
De esta forma, la ANP trata de frenar la creciente influencia de las organizaciones islámicas HAMAS y Yihad entre la población, sedienta de venganza por los constantes ataques israelíes y el creciente número de víctimas.
"Si la comunidad internacional no presiona a Israel para que acepte el despliegue de una fuerza de observadores en los territorios palestinos, la región corre el peligro de una destructiva guerra", agrega el documento oficial palestino.
Israel ha aceptado el despliegue de una pequeña fuerza de monitores de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU, organismo que actúa de mediador entre palestinos e israelíes desde el acuerdo de Wye Plantation en 1998, aunque la ANP exige también europeos y rusos.
Sin embargo, y pese a las advertencias palestinas, un informe del servicio de Inteligencia Militar del Ejército israelí desestima la posibilidad de una guerra regional y destaca que ni Arafat ni el presidente sirio, Bashar Asad, están interesados en desencadenar un conflicto de consecuencias impredecibles.
El informe, de cuya existencia dio cuenta la televisión pública, destaca que las posibilidades de una conflicto son mayores que en años anteriores, pero no de forma alarmante.
El Ejército prevé dos catalizadores como posibles desencadenantes de una guerra regional, entre ellos la ocupación por parte de Israel de los territorios que ya han sido entregados a la ANP y el correspondiente desmantelamiento de este organismo palestino como centro de poder y autoridad.
La segunda posibilidad es una guerra como consecuencia de un escalonamiento de la violencia, a un mismo tiempo, entre Israel y los palestinos por un lado, y entre Israel y la guerrilla libanesa del Partido de Dios (Hizbolá) por el otro.
Entretanto, en los territorios palestinos reinaba hoy una tensa calma con incidentes esporádicos de violencia, en los que resultaron heridos cinco palestinos, entre ellos un niño de 5 años.
El pequeño viajaba la pasada madrugada con su abuelo por el distrito cisjordano de Tulkarem, cuando los soldados de un puesto de control israelí abrieron fuego contra su vehículo y un segundo coche que viajaba con ellos, por realizar una maniobra sospechosa, según la versión israelí de los hechos.
Asimismo, otros tres palestinos fueron heridos hoy sábado en una carretera de Cisjordania por los disparos que les efectuaron los soldados de una patrulla militar.
El Ejército israelí también realizó esta madrugada una incursión en territorio palestino en la franja de Gaza para destruir una comisaría de policía, en represalia por el lanzamiento ayer de varios proyectiles de mortero contra el asentamiento judío de Kfar Darom.