WASHINGTON.- La decisión del Presidente estadounidense George W. Bush de autorizar el financiamiento federal para las investigaciones con 60 células madre ya existentes, extraídas de embriones humanos, ha sumido a los científicos estadounidenses en la duda y la expectativa.
Para la investigación privada, existen "más de 60 colonias de células cepas genéticamente diferentes" en el mundo, dijo el Presidente en su discurso televisado la noche del jueves.
Casi inmediatamente después del anuncio presidencial, los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) estadounidenses confirmaron en un comunicado que los científicos podrían emplear "más de 60 colonias de células cepas existentes en el mundo".
La mañana del viernes, un eminente especialista en investigación de células embrionarias de la "Universidad de Johns Hopkins" de Baltimore (Maryland), John GearHart, se mostró preocupado: "¿De dónde vienen todas esas colonias?", preguntó en la cadena de televisión NBC.
Y es que lo que más preocupó a este biólogo de la intervención de Bush fue "descubrir por primera vez que existen 60 colonias utilizables, mientras que según lo que nosotros sabíamos, el número era mucho, mucho menor".
"Nos preguntamos con preocupación cómo fue que de repente se materializaron esas colonias, quién las tiene, cuáles han sido los informes científicos publicados sobre ellas, hasta qué punto son válidas, etc.", agregó.
Las autoridades estadounidenses aseguraron en la tarde del viernes a la comunidad científica que la actual oferta de colonias de células madre embrionarias permite colmar las necesidades de los investigadores.
En declaraciones formuladas al día siguiente de que el Presidente George W. Bush autorizara un limitado financiamiento federal para la investigación basada en cepas de células de embriones humanos, el secretario de Salud, Tommy Thompson, dijo que un conteo realizado por la administración estadounidense permitió identificar la existencia de al menos 60 colonias disponibles de este tipo celular en el mundo.
Estas células son "diversificadas, fuertes y viables" para sus investigaciones, dijo Thompson. En junio pasado, los propios NIH estimaron en un informe que el número de cepas no pasaba de 30 en el mundo entero. En Estados Unidos, no eran más de 12, mientras que las demás eran cultivadas en Australia, Israel, India, Suecia y Singapur.
Para otros científicos, la decisión de Bush de emplear sólo las líneas existentes limita muchísimo la potencialidad de la investigación. Los investigadores se preguntan además en qué condiciones podrán acceder a las células, ya usadas por el sector privado.
También destacan que si las células cepas pueden reproducirse en teoría hasta el infinito y de manera idéntica, una colonia puede destruirse durante la experimentación o durante la manipulación. Por tanto, las 60 anunciadas podrían reducirse en número.
Por último, las líneas existentes, aunque diversas, pueden no representar todos los tipos de células deseadas por los investigadores sobre enfermedades particulares, dicen los especialistas.
"Las restricciones que (Bush) ha impuesto podría limitar nuestra capacidad de realizar nuestras investigaciones", dijo el viernes a la prensa un responsable de la Fundación para la Investigación de la Diabetes en Jóvenes Peter Van Etten. "Ahora tendremos que esperar y ver qué pasa", dijo.