FORTIN GENERAL DIAZ, Paraguay.- Un desastre ecológico causado por el desvío de un río limítrofe entre Argentina y Paraguay podría significar la muerte de alrededor de un millón de caimanes, según expertos y autoridades.
"Cuando dije que 10.000 yacarés están muriendo, saltaron todos. Cuando diga que son un millón, van a decir que estoy loco, pero esa puede ser la cantidad que hay en 350 kilómetros del recorrido casi seco del río Pilcomayo", dijo a la agencia Reuters el ganadero Líder González.
González es el propietario de la ganadera San Jorge, a unos 550 kilómetros al noroeste de Asunción, donde un grupo de cazadores inició la matanza de 2.500 de unos 10.000 yacarés, que agonizan en una de las 20 aguadas del establecimiento, antes regadas por el río.
El Pilcomayo es un curso de agua cuyo recorrido cambia a través del tiempo, que nace en los Andes bolivianos y separaba físicamente los territorios de Argentina y Paraguay, hasta que en 1991 ambos gobiernos decidieron abrir canales artificiales para repartirse sus aguas.
El canal paraguayo, mucho más pequeño que el argentino, fue taponado por sedimentos arrastrados por la corriente en 1996 y desde hace dos años dejó de verter agua hacia la zona del fortín militar General Díaz, donde el yacaré es el animal emblemático.
Este caimán es un reptil crocodílido de más de 2,5 metros de longitud, hocico plano y mandíbula que desarrolla más de 400 kilos de presión, cuya caza está prohibida en el país, salvo en casos como el de San Jorge, donde están en inminente peligro de muerte.
"Este es un ecosistema que se está muriendo. Creo que las especies de flora y fauna acompañarán su suerte", dijo el ministro paraguayo del Medio Ambiente, Edmundo Rolón.
"Creo que este año ya no hay posibilidad de tener agua por acá, a no ser que Dios disponga lo contrario. Es lo que se puede considerar un desastre ambiental", añadió.
La magnitud del desastre, sin embargo, es todavía difícil de medir.
"Puede ser (que mueran un millón de yacarés), pero el tema de las cantidades es imposible de precisar si no hay un censo", dijo Nora Neris la directora del área de manejo de vida silvestre del ministerio del Medio Ambiente. "Pero el caso se repite en otros lugares".
El área perjudicada por el desvío del Pilcomayo ocupa una franja directa de 800.000 hectáreas desde la frontera entre los tres países.
Por el momento, el único en intentar crear un refugio para los animales es Oscar González, un joven de 24 años hijo del propietario de la ganadera San Jorge, quien pidió permiso al gobierno para la cacería de control y la apertura de un refugio.
"Los otros ganaderos simplemente los están dejando morir", aseguró el joven.
Según Neris, las áreas más secas "dejarán de tener vida en un tiempo no mayor de un mes, si no vienen las lluvias, y entonces toda la población de animales desaparecería".
Este sería, según expertos, el mayor desastre ecológico de la historia paraguaya, aunque podrían llegar tiempos peores.
"El río es un enfermo terminal. Está en un punto de retroceso y puede generar una catastrofe ecológica inimaginable frente a la cual lo actual sería poco", dijo durante una entrevista el ministro paraguayo de Planificación, Luis Alberto Meyer.
"La única solución para este problema es un sistema de intercepción de aguas, y de trasvase de cuencas a Paraguay y Argentina, pero para eso hace falta actuar solidariamente y sin egoísmos".