WASHINGTON.- Los militares de Estados Unidos todavía no tienen plena confianza en la tecnología que usan para la construcción de un sistema de defensa contra misiles balísticos, dijo hoy el general de la Fuerza Aérea, Ronald Kadish.
"Yo no me siento totalmente satisfecho como para decir que podemos hacer que la tecnología de intercepción y destrucción funcione de manera coherente", dijo Kadish, quien dirige la Organización de Defensa contra Misiles Balísticos.
El 14 de julio los militares estadounidenses lograron que un misil de intercepción disparado del atolón Kwajalein, en las Islas Marshall, destruyera en vuelo a un proyectil cuya hora de lanzamiento y trayectoria eran perfectamente conocidas.
Fue la primera intercepción y destrucción lograda por el programa de defensa contra misiles balísticos desde octubre de 1999.
Las pruebas forman parte del llamado "sistema de defensa nacional contra misiles balísticos" que la administración Bush promueve, y que consiste en redes de radares avanzados, satélites y misiles interceptores para la destrucción de los proyectiles balísticos lanzados por eventuales enemigos.
El desarrollo del sistema, un programa de unos 60.000 millones de dólares, coloca a Estados Unidos en violación del Tratado sobre Misiles Balísticos firmado en 1972 con la Unión Soviética, y ha causado preocupación en Rusia, Moscú y Europa occidental.
Kadish, quien dirige el programa, dijo que el Pentágono repetirá el mismo experimento, con un costo de 100 millones de dólares, cuando haga la próxima prueba en octubre.
El oficial dijo que hasta ahora la tecnología no resulta confiable "siquiera en este escenario tan sencillo".
En otras ocasiones, los cohetes interceptores nunca hallaron su objetivo o tuvieron que ser destruidos por problemas de navegación.
Según el Presidente Bush, su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld y los promotores del programa, Estados Unidos podría construir una red de detectores y misiles que proteja al país entero de los proyectiles lanzados, con cargas bélicas o simples señuelos, a horas y desde sitios desconocidos, por enemigos todavía no identificados.
Kadish agregó que confía en que se desarrollará la tecnología que permita la distinción entre un misil con carga bélica y un señuelo.
En las dos pruebas anteriores a la de julio, los proyectiles interceptores -que destruyen a su blanco por mero impacto a alta velocidad y no con explosivos- que miden 1,50 metros de largo y pesan unos 55 kilogramos, distinguieron entre la ojiva bélica y un globo señuelo de 1,60 metros.
En realidad, durante buena parte de la prueba del 14 de julio sobre el Océano Pacífico, el mismo proyectil que debía ser destruido indicó su ubicación al proyectil interceptor mediante un faro, y Kadish dijo que esto se debe a la falta de un radar de banda X.
El sistema de defensa contra misiles balísticos operará con radares de banda más amplia que permitirán, según sus propagandistas, la detección rápida y la proyección de trayectoria de los misiles enemigos.
"No nos gusta mucho usar el faro, pero así serán las cosas hasta que tengamos el radar de banda X en funcionamiento", dijo Kadish.