LIMA.- El gobierno reconoció el jueves un rebrote subversivo en Perú luego del derrumbamiento de dos torres de alta tensión eléctrica, presuntamente por guerrilleros del grupo maoísta Sendero Luminoso, ocasionando un apagón en una región andina del sudeste.
Un portavoz de la empresa Electrocentro en Ayacucho, que requirió no ser identificado, dijo a la agencia AP que las torres fueron derribadas al norte de esa ciudad, el miércoles, en la pampa de Huayhuas.
Indicó que los presuntos subversivos no dinamitaron las bases de las torres de fierro, como solían hacer en el pasado, sino sacaron las tuercas de las cuatro patas de cada torre que estaban aseguradas a bases metálicas en el suelo.
El vocero informó que el apagón continuaba el jueves afectando a las localidades de Ayacucho, Huanta y Cangallo, que tienen en conjunto 130.000 habitantes.
En esa región no se registraban atentados contra torres del servicio eléctrico, ni apagones, desde octubre de 1994.
El ministro de Defensa, David Waisman, dijo a periodistas que "en efecto, sí. Así es. Hay un rebrote subversivo".
Agregó que "en un Estado de Derecho a quien le corresponde la lucha contra ese flagelo es a la policía. Pero las fuerzas armadas están en alerta. Estamos estudiando compartir con el ministro del Interior (Fernando Rospigliosi) las acciones que ya deben comenzar en conjunto".
En el episodio de violencia más reciente, según fuentes castrenses, en la madrugada del jueves dos supuestos guerrilleros dispararon con armas de fuego contra un centinela de un puesto militar en Ayacucho, 330 kilómetros al sudeste de Lima, cuando el soldado les dio la voz de alto.
El centinela fue herido en la pierna izquierda y hospitalizado. Los atacantes huyeron y se redobló la vigilancia en el puesto.
El 7 de agosto, según las autoridades, guerrilleros de Sendero Luminoso atacaron a una patrulla de la policía antisubversiva en la selva central, al este de Lima, matando a cuatro policías e hiriendo a tres.
Esta semana centenares de presos por terrorismo, la mayoría de ellos militantes de Sendero Luminoso, se amotinaron en distintas prisiones del país, demandando la revisión de sus juicios por tribunales civiles, y no por militares que los condenaron a diferentes penas.
Los amotinamientos cesaron después que las autoridades dijeron a los delegados de los presos que no atenderán ninguna demanda si no deponían sus medidas de fuerza.
La violencia subversiva desencadenada por Sendero Luminoso en Ayacucho en mayo de 1980 y su represión por las fuerzas de seguridad amainó a partir de 1992 tras la captura de Abimael Guzmán, cabecilla de esa agrupación clandestina.
La violencia dejó en el país 30.000 muertos, entre civiles, policías y militares, y daños por 25.000 millones de dólares, según las autoridades.
