JERUSALEN.- Los palestinos que se inmolan para cometer un atentado contra Israel -jóvenes, instruidos, de firmes convicciones religiosas y muy nacionalistas- se afeitan, se visten bien y se perfuman el cuerpo antes de salir a su misión, convencidos de que el premio del martirio es la entrada al Paraíso.
Durante los once meses que dura el alzamiento o "intifada" en Cisjordania y Gaza, 28 jóvenes decidieron inmolarse para lograr el sueño de una Palestina independiente, aunque unos pocos de ellos fueron apresados antes por Israel.
Nueve de esos suicidas, el menor de los cuales tenía 17 años y el mayor 28, eran estudiantes universitarios. Diez llegaron a sus objetivos en Israel desde la franja de Gaza y los demás desde Cisjordania, según un informe de las autoridades militares israelíes que hoy, viernes, da a conocer el diario independiente Haaretz.
En su mayoría proceden de familias humildes, que adquieren gran prestigio social por el sacrificio de quien pasa a convertirse en "yahid" (santo), y además reciben una recompensa económica.
La mayoría de los 157 israelíes muertos desde que comenzó la "intifada" palestina contra la ocupación militar en esos territorios y los asentamientos judíos perdieron la vida en ataques suicidas perpetrados por militantes de Hamas y de la Yihad Islámica.
El jeque Hasan Nasrala, secretario general del Partido de Dios (Hizbulá) de Líbano, en declaraciones al canal de televisión Al-Manar puso recientemente a los palestinos como "ejemplo" para sus seguidores al recordar que ese movimiento inventó el "modelo".
Pero Hizbulá, agregó Nasrala, "envío sólo diez suicidas en 17 años de ocupación israelí en Líbano meridional; ved lo que hicieron los palestinos en diez meses" del alzamiento contra la ocupación militar israelí en Cisjordania y la franja de Gaza.
La preparación de los "chalecos explosivos", que algunos se amarran al torso, y de los coches-bomba la aprendieron activistas de Hamas y de la Yihad (guerra santa) de expertos de Hizbulá cuando 415 de ellos, de Gaza y Cisjordania, fueron deportados a Líbano en 1992 por el primer ministro israelí Isaac Rabin antes de los históricos acuerdos de Oslo con el líder palestino Yaser Arafat.
Según el informe israelí, no existe paralelo entre el elevado número de suicidas palestinos comparado con el de otros en el mundo, donde también se utiliza el suicidio como arma de guerra.
En la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) recurrieron al suicidio los "kamikazes" de Japón, pilotos de combate que lanzaban sus aviones contra objetivos enemigos. En la prolongada guerra de Irak e Irán, entre 1980 y 1988, niños iraníes abrían camino a los soldados pisando terrenos minados por el Ejército de Sadam Husein.
Desde 1993, cuando Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) pactaron los acuerdos de Oslo -su reconocimiento mutuo y una Declaración de Principios para guiar sus negociaciones paz-, 90 militantes de esas organizaciones islámicas -que no aceptan al Estado judío- lanzaron ataques contra objetivos israelíes, civiles y militares, y 67 de ellos lo lograron.
Un militante de Hizbulá protagonizó, en 1983, el primer ataque de un suicida islámico en Oriente Medio y su acción contra la embajada de Estados Unidos en Beirut causó la muerte a 60 personas.
Seis meses después de ese primer atentado -en plena invasión israelí a Líbano- otro suicida del Partido de Dios se inmoló en el cuartel de marines de EEUU en Beirut y causó la muerte de 200 de ellos. Decenas de soldados de Francia murieron en un ataque similar.
Los suicidas palestinos se han valido de diversos métodos para llegar al objetivo y activar los explosivos que reciben tras su preparación espiritual, entre ellos bicicletas, borricos o botes de goma, aunque los más comunes son los "bolsos" y los "chalecos" explosivos y los coches-bomba.