LONDRES.- Los ganaderos británicos admitieron el lunes con renuencia que la fiebre aftosa retornó a Northumberland, en el nordeste de Inglaterra, con la confirmación de ocho nuevos casos en los últimos tres días.
Otros dos casos son considerados sospechosos y las autoridades instaron a los criadores a mantenerse vigilantes.
El nuevo brote también estremeció a los vecinos de Northumberland en Escocia, y a los más alejados en Irlanda, que hasta el momento se ha salvado de la epidemia pero mantiene el temor de que se pueda arruinar la crucial industria agrícola de la república.
Los nuevos casos están en una región de 1.040 kilómetros cuadrados, donde dentro de unas semanas se iban a levantar las restricciones a los movimientos de los animales. Pero ahora fueron nuevamente llamados los francotiradores para sacrificar los animales potencialmente infectados, y cerrados los senderos.
Volvieron a los establecimientos las matas desinfectantes de los pies, y la policía vigila que no haya ningún movimiento ilegal de animales.
Ahora, el número total de casos de aftosa aumentó a 1.979 desde que el 20 de febrero apareció entre los cerdos de un matadero. En un esfuerzo por contener la enfermedad, que no perjudica a los seres humanos, fueron sacrificados casi 3,8 millones de ovejas, vacas y cerdos.
El gobierno de la República de Irlanda dijo que el nuevo brote era una advertencia de que la enfermedad continuaba siendo una amenaza. Sólo un brote fue registrado allí, en un criadero de ovejas próximo a la frontera con la provincia británica de Irlanda del Norte.