JERUSALEN.- El Partido Laborista decidió este jueves hacer un nuevo recuento de los casi 120.000 votos emitidos en las elecciones internas de esa fuerza política del pasado martes, de las que debía surgir su nuevo líder y que ha desembocado en una batalla legal sin precedentes.
O, como dicen hoy algunos periódicos israelíes, su único precedente son las elecciones de Estados Unidos de noviembre de 2000, en las que se produjo una batalla legal similar entre el ahora Presidente, el republicano George W. Bush, y el demócrata, Al Gore.
Los dos candidatos a liderar el Partido Laborista son el presidente del Parlamento israelí (Kneset) y posible vencedor, el "paloma" Abraham Burg, y el ministro de Defensa, el "halcón" Benjamin Ben-Eliezer, quien apeló el resultado de los comicios internos y acusó de fraude a su rival.
El anuncio respecto al nuevo recuento de los votos de las 527 urnas repartidas en todo Israel lo hizo a primeras horas de esta tarde el presidente de la Comisión Electoral del Partido Laborista, Efi Shtensler.
Pero los comentaristas políticos dijeron que eso no solucionará el litigo, pues Ben-Eliezer no alegaba que hubiera habido un error en el recuento, sino que habían votado personas que no tenían derecho a hacerlo y a la inversa.
Antes, la batalla por el liderazgo del Partido Laborista había pasado al terreno legal, y la Comisión de Apelaciones de esa fuerza política debatió anoche el recurso de Ben-Eliezer contra los resultados del primer recuento de las elecciones internas, que daban a Burg una ventaja de 1.088 votos.
Es decir, que Burg había obtenido el 50,1 por ciento de los votos y Ben-Eliezer el 48,6, hasta que se detuvo el primer recuento con el 99,9 por ciento de los votos escrutado.
Sin embargo, Burg no está dispuesto a esperar días o semanas hasta el anuncio de los resultados, después de que se haga el nuevo recuento y haya una decisión sobre el recurso de Ben-Eliezer.
Burg tiene intención de adoptar una política de hechos consumados, y ha convocado para esta noche una reunión de seguidores, en la que se propone anunciar y festejar su victoria. "Yo he vencido", afirmó Burg, y "esto es un robo", dijo Ben-Eliezer, a su vez acusado por el primero de "destruir el Partido Laborista" y a quien el primer jefe del "gobierno de unidad nacional" de Israel, el derechista Ariel Sharon, desearía ver como vencedor.
Esto es así porque, en ese caso, Sharon seguiría encabezando un "gobierno de unidad nacional" durante bastante tiempo, eventualmente hasta las próximas elecciones, que si no se adelantan, se celebrarán en octubre de 2003, pues Ben-Eliezer es partidario de ello, mientras que Burg se opone.
Además, la continuación de los laboristas en el "gobierno de unidad nacional" debilitaría a su partido con vistas a las próximas elecciones, a las que se supone que sus dirigentes se volverán a presentar como formación política separada aun si después deciden integrar una eventual coalición.
El prestigioso columnista Jemi Shalev, del diario independiente israelí "Maariv", califica este jueves de "grotescas" las elecciones internas del Partido Laborista y el escándalo que las rodea. A su vez, la comentarista Nejama Duek, del diario independiente "Yediot Ajronot", señala que "el Partido Laborista se encuentra en uno de los peores momentos de su historia: no tiene una bandera (política), ni una vía, ni un líder".