JERUSALEN.- El Gabinete de Seguridad del Primer Ministro israelí, Ariel Sharon, comienza a debatir hoy el futuro de las relaciones con la Autoridad Nacional Palestina (ANP) e incluso una propuesta para "expulsar" a Yaser Arafat.
A pesar de presidir las zonas autónomas y las principales ciudades palestinas de Cisjordania y de Gaza, por carecer de soberanía política, Arafat, presidente de la ANP, está sujeto prácticamente a la autorización de Israel para salir o regresar a ellas.
La expulsión, que implicaría una declaración de guerra contra los palestinos y la muerte definitiva del agonizante proceso de paz entre los dos pueblos, será propuesta por el ministro de Hacienda, Silván Shalom, del bloque de derecha Likud, según la prensa local.
"Llegó el momento de que Israel declare a la ANP su enemigo y actúe en consecuencia", afirmó hoy uno de los catorce ministros de ese gabinete, Avigdor Liberman, a cargo de Infraestructuras y líder del Partido ultranacionalista Israel Beiteinu.
Liberman reaccionó así a los atentados de suicidas islámicos y ataques palestinos con armas automáticas en los que desde principios de esta semana perdieron la vida ocho israelíes y resultaron heridos cerca de 120, también el motivo de la reunión del Gabinete.
La mayoría de los israelíes interpreta la lucha de los palestinos por su independencia como "una campaña terrorista destinada a destruir al Estado judío".
Sharon, al frente de una coalición de unidad nacional, acusa a Arafat por no empeñar a sus fuerzas de seguridad para impedir esos atentados mediante sus organismos de seguridad y de estar "a la cabeza de una coalición de organizaciones terroristas".
El ministro de Hacienda israelí, Silván Shalom, propondrá transferir a las arcas del Estado 1.000 millones de "shékel" (más de 200 millones de dólares) que Israel, su agente de retención de impuestos de aduana y otros, debe transferir a las autoridades palestinas.
Según Shalom, ese dinero -reclamado por Arafat para paliar la crisis que afecta a la economía palestina-, debiera ser empleado por Israel para afrontar el gran aumento de los gastos de sus fuerzas de seguridad por la Intifada palestina, que cumplirá el próximo día 28 un año.
Las propuestas de los ministros de la extrema derecha, se supone, serán contrarrestadas por los ministros del Partido Laborista, entre ellos el de Asuntos Exteriores, Simón Peres, y tal vez por el de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, y por los del Partido del Centro.
Ben Eliezer viajará mañana a Washington -cuando Arafat lo haga a Siria- para conversar con el secretario de Estado, Colin Powell, y con su colega, Donald Rumsfeld, quien justificó esta semana la política de "defensa preventiva" del Gobierno israelí, que incluye el "asesinato selectivo" de activistas palestinos.
El proceso de paz está bloqueado desde enero pasado. Se interrumpió poco antes del adelanto de las elecciones generales que llevaron al general derechista Sharon al poder cuando el alzamiento de los palestinos por su independencia llevaba cuatro meses.
El debate en el Gabinete de Seguridad, que no concluirá hoy, comenzará en medio de intensos esfuerzos diplomáticos de la Unión Europea, representada por el diplomático español Miguel Angel Moratinos, para concertar la negociación de un alto el fuego entre Arafat y Peres, autorizado por Sharon.
La primera reunión estaba prevista para esta noche por algunas fuentes europeas, y aún por Peres, pero las autoridades israelíes y las palestinas no lograron acordar aún en qué lugar.
Los ministros de derecha en el Gabinete de Seguridad israelí, impugnan ese encuentro.
Arafat, según fuentes israelíes, propuso por medio de Moratinos que la reunión se celebre en la localidad egipcia de El Arish, en el Sinaí, mientras que Israel exige celebrarla en sus instalaciones militares de Erez, en la frontera septentrional de la franja de Gaza y este país.
El consejero de Arafat, Nabil Abu Rudeina, dijo a la prensa en Gaza que dicho encuentro puede aplazarse unos días, aparentemente por su inminente visita al presidente sirio, Bashar al Asad, en Damasco.