NUEVA YORK.- "Ha sido bien terrible, pero a pesar de todo por mi barrio está todo muy tranquilo", cuenta Nicole Raymond, periodista chilena radicada en Nueva York.
El edificio del Wall Street Journal, donde trabaja Nicole, queda al frente de las torres, de hecho se puede ver en las imágenes del sector que ha mostrado los medios. "He visto muchas veces las imágenes, pero no me dejo de impactar, porque es como que hubiera volado 11 de Septiembre con Tobalaba, un lugar por el que uno pasa todos los días. No me puedo imaginar como va a ser ir para allá y que no estén las torres".
Afortunadamente su horario de trabajo empieza a las 11.00 horas por lo que, cuando todo comenzó, seguía en su casa en el Upper East Side de Manhattan.
Sin embargo, dos de sus compañeros estaban allí. "Ale, mi mejor amigo de por acá, acababa de llegar cuando se desplomó el segundo avión, y como buen tontón que se cree periodista, se quedó averiguando. Estaba a 50 metros de las torres cuando se desplomó la primera, y quedó debajo de esa nube de polvo. Logró refugiarse en un subterráneo, hasta que llegó la policía a evacuarlo. Cuando logré hablar con él estaba bien impactado todavía; además que antes de que las torres cayeran se veía cómo la gente se tiraba del piso 100 ó 90", relata.
Raymond cuenta que a otra persona conocida le pasó algo similar, salvo que estaba en una reunión y la evacuaron por el río.
"La situación ha sido terrible, la ciudad está en alerta, pero tranquila. En casi todo Manhattan la gente está en las calles en calma, caminando -no hay metro, el principal medio de transporte, y hay muy pocos buses-. Hay colas para los cajeros, los supermercados y hay mucha gente en todas partes", cuenta, y agrega que, por irónico que parezca, el día estuvo precioso luego de una noche de tormenta.
Los túneles y aeropuertos continúan cerrados y durante todo el día aviones y helicópteros militares han estado sobrevolando la ciudad.
Las llamadas telefónicas se hicieron más fáciles a medio día, pero nuevamente le era muy difícil poder hacer y recibir llamados internacionales.
Dentro de los informes noticiosos escuchó el testimonio de una señora que venía en uno de los aviones. Había logrado llamar dos veces al marido y le dijo que los terroristas no tenían armas de fuego, sino que tip tops y cuchillos.