NUEVA YORK.- La zona del World Trade Center, en Nueva York, y el Pentágono, en Washington D.C., amanecieron hoy completamente desolados y con centenares de bomberos, policías y equipos de rescate buscando contrarreloj entre los escombros a los sobrevivientes que puedan estar aún enterrados tras el atentado suicida del martes.
Una vez superado el horror inicial por los atentados las autoridades han afirmado hoy que la máxima prioridad hoy serán las labores de rescate de las víctimas y las "cajas negras" de los aparatos.
El alcalde de Nueva York, Rudolph Giulaini, afirmó que trabajan con la hipótesis de que "unos pocos millares" de personas se encontraban dentro de las Torres cuando se derrumbaron a consecuencia del atentado y de los incendios posteriores.
Sin embargo, mostró su esperanza de que puedan descubrir a más supervivientes y, como prueba, recordó las ocho personas que han sido rescatadas de entre los restos durante la noche gracias a la comunicación con ellas por teléfonos móviles.
Giuliani agregó esta mañana que se sabía de 41 muertos -evidentemente, una minúscula fracción del total- y 1.700 heridos.
"Nuestras estimaciones son que los que se encontraban en la torre número dos tuvieron algún tiempo para salir y calculamos que en cada una de ellas podría haber unos pocos millares cuando se derrumbaron", explicó un apesadumbrado pero firme Giuliani.
Las autoridades calculan que unas 40.000 personas trabajan normalmente en el complejo y diariamente otros 90.000 turistas lo visitaban, la mayoría para subir al mirador que existía en lo más alto, aunque en el momento del atentado estaba cerrado.
Fuentes municipales agregaron que, como mínimo, se estima que en cada una de las torres pueden haber fallecido entre mil y dos personas, a los que hay que añadir a los pasajeros que viajaban en los aviones secuestrados y los bomberos y personal de rescate que quedó sepultado entre los escombros cuando cayeron los rascacielos.
El Departamento de Bomberos de Nueva York informó de que unos 202 bomberos están desaparecidos, y confirmó la muerte de tres de sus máximos responsables, entre ellos el jefe de Operaciones Especiales, Ray Downey, quien lideró el equipo que la ciudad envió a Oklahoma para asistir a la víctimas del atentado que tuvo lugar en 1995.
A estos números habría que añadir otros 250 policías y funcionarios de otras agencias municipales y federales que llegaron al lugar del siniestro en los primeros momentos y quedaron sepultados.
Oficialmente, el número de víctimas confirmado por la Alcaldía de Nueva York asciende, por el momento, a sólo 45, aunque se espera que esta cifra se incremente cuando hospitales y tanatorios identifiquen y confirmen más cuerpos o restos humanos.
En el lugar de la catástrofe se produjo hoy un nuevo incendio que provocó una enorme columna de humo que levantó la alarma e impidió, por unos momentos, las labores de búsqueda y recuperación que se realizan con perros especialmente adiestrados para encontrar personas y equipos para detectar sonidos o movimientos.
Las autoridades atribuyeron el incendio a un generador defectuoso.
El fuego y la intensa ceniza que aún sigue cayendo en una amplia zona de la isla son, por el momento, los mayores problemas para los bomberos y personal sanitario ya que no se pueden acercar al centro de la catástrofe por miedo a más derrumbamientos.
Equipos de rescate y Soldados de la Guardia Nacional
Grandes grúas y equipos pesados limpiaron también los accesos a las bases de los dos rascacielos formando con los restos y escombros enormes montañas de chatarra de más de 30 metros, una vez confirmado que no existían restos humanos o personas sepultadas en ellos.
Soldados de la Guardia Nacional y de la Policía del estado de Nueva York patrullan la zona sur de Manhattan, completamente cerrada a partir de la calle 14, para asegurar el rápido movimiento de ambulancias, camiones de bomberos y otros vehículos, y evitar cualquier tipo de pillaje o incidente.
Los supervivientes fueron rescatados de dos lugares diferentes durante la noche.
Por una parte, dos empleados de la Oficina de la Autoridad del Transporte en Nueva York fueron localizados gracias a un teléfono móvil, mientras que un grupo de otras seis personas fue encontrado en una pequeña cavidad formada entre los escombros.
Los rescatados habrían sobrevivido más de 36 horas y se encontraban en la parte baja de los edificios cuando estos cayeron por causa del atentado y los incendios.
Las cadenas de televisión locales aseguraron que los equipos de búsqueda han tenido confirmación de que existen varias personas aún vivas y atrapadas pero nadie ha querido dar un número.
Búsqueda centrada en terrorista Osama bin Laden
La búsqueda de respuestas continuaba sin desmayos. Estaba concentrada en el terrorista islámico Osama bin Laden, quien negó su participación, aunque "agradeció a Alá todopoderoso y se inclinó ante él al escuchar la noticia" de los atentados, según un periodista palestino.
Trascendió que agentes federales buscaban a presuntos secuaces de bin Laden en Florida y Massachusetts. Habían interceptado comunicaciones entre sus seguidores en Florida y contaban además con las desgarradoras llamadas telefónicas efectuadas por pasajeros de los aviones momentos antes de que se estrellaran.
El FBI ejecutó órdenes de allanamiento en Davie, al norte de Miami, informó el matutino Sun-Sentinel de Fort Lauderdale.
También pidió órdenes de cateo para Daytona Beach, donde las autoridades incautaron un automóvil.
Nueva York recibió los golpes más duros en el asalto al gobierno y las finanzas de Estados Unidos, que tuvo entre otras consecuencias la paralización de la aviación civil y la declaración del estado de máxima alerta para las fuerzas armadas por el Presidente George W. Bush.
En todo el país reinaba un estado de alerta. Las ligas profesionales de béisbol cancelaron sus partidos por segundo día consecutivo.
Las autoridades de la aviación civil dijeron que habría medidas rígidas de seguridad en los aeropuertos y sugirieron que los pasajeros llegaran con dos horas de anticipación.
La cifra exacta de muertos acaso no se sabrá hasta dentro de varias semanas. Los cuatro aviones llevaban 266 personas a bordo. Las autoridades dijeron que los muertos del Pentágono son entre 100 y 800. Miles de personas trabajan en las torres gemelas y muchas ya se encontraban allí cuando se derrumbaron.
"Miles de vidas fueron segadas abruptamente por actos malignos, despreciables de terror", dijo Bush.
En Nueva York, el bombero Rudy Weindler se pasó casi 12 horas buscando sobrevivientes y sólo encontró a cuatro: una mujer embarazada sentada en una acera y otras tres personas entre los escombros.
"Perdí la cuenta de los muertos que vi", dijo Weindler. "Es peor que todo lo imaginable".
El mundo en estado de alerta
El mundo amaneció el miércoles en alerta antiterrorista y los gobiernos instan a la calma pero redoblan la seguridad tras los atentados del día anterior en Nueva York y Washington.
Muchos se preguntaban si sus ciudades serían el próximo blanco.
A través de América Latina la seguridad fue reforzada, miles de personas fueron evacuadas desde las Torres Gemelas de Kuala Lumpur, los edificios más altos del mundo, debido a una amenaza de bomba.
Similares amenazas se recibieron en otros lugares, como el edificio Messeturm, uno de los más altos de Francfort. Las amenazas resultaron falsas.
En Indonesia se decretó máxima alerta luego de una llamada que anunció un ataque a intereses norteamericanos.
El mundo entero fue estremecido por los ataques con aviones secuestrados contra las torres del Centro Mundial de Comercio de Nueva York y el Pentágono en Washington.
De Rusia a Australia se movilizaron fueras de seguridad, se cerraron embajadas y bolsas de comercio, se suspendieron las clases, muchas empresas paralizaron. Los gobiernos reunieron sus comités de emergencia en muchos países.
El ministro de Defensa de Singapur, Tony Tan, advirtió sobre el peligro de que grupos terroristas traten de imitar lo ocurrido en Estados Unidos.
El Primer Ministro japonés, Junichiro Koizumi, hizo un llamado a los líderes mundiales a "la máxima vigilancia" y anunció nuevas medidas de seguridad.
Algunos japoneses expresaron temores de un ataque terrorista porque su país es aliado de Estados Unidos.
Funcionarios norteamericanos revelaron tener información "creíble" de ataques en Asia, luego de amenazas en Indonesia, Japón y Corea del Sur.
En todo el mundo se incrementaron las medidas de seguridad en torno a posibles objetivos terroristas.