ISLAMABAD/WASHINGTON.- Afganistán dijo el miércoles que está dispuesto a conversar con Washington sobre el líder islámico Osama bin Laden, principal sospechoso de los atentados que enlutaron a Estados Unidos la semana pasada.
"No hemos tratado de crear problemas con América (Estados Unidos)", dijo el líder del movimiento Talibán que gobierna en Afganistán, según la agencia de noticias Prensa Islámica Afgana, con sede en Pakistán.
"Hemos sostenido varias conversaciones con el actual y los pasados gobiernos americanos y estamos dispuestos a (nuevas) conversaciones", agregó el ulema Mohammad Omar en una reunión de clérigos islámicos.
La agencia dijo que la reunión de clérigos, convocada para discutir la suerte del exiliado de origen saudita y las eventuales represalias estadounidenses por los atentados de Nueva York y Washington, podría tomar el jueves una decisión sobre Bin Laden, de conformidad con la sharia (ley islámica).
Estados Unidos, que ha prometido castigar a quienes organizaron los atentados que dejaron unos 6.000 muertos, ha identificado a Bin Laden como el principal sospechoso pese a que el dirigente islámico ha negado cualquier vinculación en los atentados suicidas.
Antes, el líder del Talibán había pedido a Estados Unidos paciencia y ver las pruebas que Washington tenga sobre la presunta participación de Bin Laden.
Pero Estados Unidos ha prevenido a Afganistán que entregue al exiliado saudita o se enfrente a las consecuencias.
El Talibán dice que Bin Laden vive en Afganistán como "huésped" del movimiento.
"Instamos al gobierno estadounidense a ejercer paciencia absoluta", dijo Omar, según la cita divulgada por la agencia de noticias afgana, en un discurso que leyó ante cientos de clérigos congregados en el palacio presidencial de la capital, Kabul.
Pero Omar pareció descartar cualquier posibilidad de que Bin Laden, de 44 años y quien se ha convertido en el hombre más buscado del planeta, sea entregado con presteza.
"Queremos que América recopile información completa y encuentre a los culpables", dijo Omar tras destacar que las pruebas se someterían ante la Corte Suprema de Afganistán o a clérigos de tres naciones islámicas.
"Aseguramos al mundo entero que ni Osama ni nadie más puede usar el territorio afgano en contra de nadie", dijo el anacoreta y tuerto líder del Talibán, considerado uno de los principales protectores de Bin Laden.
El gran concilio de clérigos, o shura, decidiría qué hacer con Bin Laden y si respaldará el llamamiento del líder del Talibán para emprender una "jihad" (guerra santa) contra Estados Unidos, en caso de que Afganistán sea atacado.
Un belicoso presidente George W. Bush ha prometido justicia para las víctimas estadounidenses con lo que llamó "una guerra contra el terrorismo", que se está planificando en secreto y recurrirá a estrategias económicas y diplomáticas, al igual que a medidas militares que podrían involucrar tanto operaciones encubiertas como una guerra de infantería.
Mientras miles huían de las ciudades afganas, temerosos de un ataque punitivo estadounidense, las Naciones Unidas preparaban con urgencia planes para alimentar y albergar a fatigados y hambrientos refugiados e instaban a que cualquier ataque se efectuara sin afectar a civiles inocentes.
Bush utilizará sus facultades de persuasión el miércoles, cuando sea visitado en la Casa Blanca por dignatarios de Asia, Europa y Rusia, para seguir configurando una amplia coalición mundial contra el terrorismo y en especial contra Bin Laden, el principal sospechoso de los devastadores ataques con aeronaves comerciales secuestradas contra el World Trade Center de Nueva York y el Pentágono, en Washington.
Omar dijo que la presión internacional en torno a Bin Laden tenía otra meta: la destrucción de su estado islámico.
"Los enemigos de este país consideran el sistema islámico como una viga en sus ojos y buscan distintas excusas para acabarlo", dijo. "Osama bin Laden es una de esas (excusas)".
Clérigos afganos en el centro del escenario
Una misión paquistaní abandonó Afganistán el martes, luego de intentar convencer al Talibán de que si no entrega al exiliado de origen saudita sus combatientes confrontarán la plena ira de la fuerza militar más poderosa del mundo.
Dar albergue a quien lo pide es una tradición secular, parte de un código consuetudinario llamado Pashtunwali (el comportamiento de los pashtun) que los afganos, en su mayoría de etnia pashtun, están obligados a respetar, aún a costa de sus vidas.
Pero el martes, el Talibán pareció alterar su oposición a extraditar a Bin Laden, de quien se ha informado que ha salido de Kabul y viajó, a lomo de caballo, acompañado de sus guardaespaldas, hacia un escabroso reducto en las montañas.
"Cualquiera que sea responsable de esta acción, sea o no Osama, no nos pondremos de su parte", dijo el ministro del Interior de Afganistán.
Periódicos en Pakistán dijeron que Afganistán, que ha albergado a Bin Laden durante años, podría estar dispuesto a extraditarlo bajo ciertas condiciones, una de las cuales sería que se le juzgase en una nación islámica neutral.
No fue posible obtener confirmación independiente de los reportes, pero el ministro de Información del Talibán, Qudrutullah Jamal, en una entrevista telefónica desde Kabul con Reuters dio la primera admisión de que Bin Laden podría haber estado involucrado en los ataques.
El ministro también dijo que su vinculación a los ataques comprobarse antes de que Afganistán se avenga a entregarlo.
El secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, dijo en Washington que aportar las pruebas podría constituir un problema, en vista de la necesidad de proteger a fuentes de inteligencia.
Para esta semana se espera la llegada de un equipo de funcionarios de inteligencia y oficiales militares a Pakistán, una de sólo tres naciones que reconoce diplomáticamente al Talibán como gobierno afgano, para discutir lo que Bush ha descrito como la primera guerra del Siglo XXI.
El miércoles, el embajador estadounidense en Islamabad ofreció la perspectiva de un amplio plan de ayuda para Pakistán, en las conversaciones sobre el posible acantonamiento de tropas estadounidenses en territorio paquistaní para montar las operaciones de represalia.
Mientras aumentaban las tensiones en la región, el Talibán pidió a la cadena estadounidense CNN retirar a su corresponsal en Afganistán. La embajada de Gran Bretaña en Islamabad dijo a empleados diplomáticos no esenciales y a sus familiares que salgan de Pakistán.