WASHINGTON.- Estados Unidos no negociará con el gobierno afgano para que entregue al saudí Osama Bin Laden o a los miembros de su red terrorista, dijo el miércoles la Casa Blanca.
"Es hora de acciones, no negociaciones, con el Talibán", dijo el portavoz Ari Fleischer. También descartó la presentación ante la ONU de pruebas de la participación de Bin Laden en los atentados del 11 de septiembre.
"A la gente que perseguimos le gustaría mucho permanecer oculta, enterarse de lo que sabemos y cómo lo sabemos", dijo Fleischer. "No lo haremos".
Como parte de sus esfuerzos en busca de apoyo concreto para una guerra contra el terrorismo global, el presidente George W. Bush se reunía con aliados y se dirigía a países que dan refugio a algunos de los terroristas más notorios.
Para los países que mantienen relaciones débiles con Estados Unidos, el mensaje era claro: apoyen la represión del terrorismo o aténganse a las represalias.
Bush se reunía el miércoles con el presidente de Indonesia, la nación musulmana más poblada del mundo, así como los cancilleres ruso y alemán.
Llamó por teléfono al presidente surcoreano Kim Dae Jung, quien prometió participar en la coalición internacional. Ambos presidentes ratificaron que se reunirán en una cumbre económica en Seúl el mes entrante, dijo Fleischer.
Al mismo tiempo, el gobierno reúne fondos para su campaña. El martes Bush sancionó una ley que le otorga 40.000 millones de dólares. La mayor parte del paquete será para reparar los daños en Nueva York, Washington y Pensilvania --donde se estrellaron cuatro aviones y murieron miles de personas-- y combatir el terrorismo.
El miércoles se reunía con legisladores demócratas y republicanos para discutir planes de reactivación de una economía afectada por los atentados. Fleischer dijo que Bush probablemente aceptaría alguna clase de estímulo, aunque aún no había decidido bajo qué formas.
El presidente también ratificó una resolución del Congreso que le autoriza a emplear la fuerza militar contra los terroristas autores de los atentados, los más graves de la historia norteamericana.
Mientras tanto, continuaba la búsqueda de víctimas y la limpieza de escombros en el Centro de Comercio Mundial de Nueva York, el Pentágono y las proximidades de Shanskville, Pensilvania, a la vez que las autoridades acentuaban la búsqueda de colaboradores de los terroristas suicidas.
El secretario de Defensa, Donald H. Rumsfeld, dijo que la respuesta a los atentados debe ir más allá que la cacería de Bin Laden, considerado el principal sospechoso.
"No se trata de (la organización terrorista) al-Qaida y Osama Bin Laden", dijo Rumsfeld en declaraciones al canal de cable CNN. "Se trata de una serie de redes terroristas activas en todo el globo". Existen pruebas, afirmó, de que Bin Laden y sus secuaces operan en 50 a 60 países, incluyendo Estados Unidos.
Mientras tanto, la escuadra encabezada por el portaaviones Theodore Roosevelt, con 15.000 efectivos, se aprestaba a zarpar de Norfolk, Virginia, para un despliegue en el Mediterráneo que, si bien estaba previsto desde hace meses, ha perdido su carácter rutinario a la luz de los atentados.