WASHINGTON.- El Presidente norteamericano, George W. Bush, prometió este jueves emplear "toda arma de guerra necesaria" y todo recurso disponible en una batalla global contra el terrorismo, y desafió enérgicamente a todas las naciones a sumarse al esfuerzo.
Mientras los aviones y barcos de guerra estadounidenses se movilizaban, instó a una nación inquieta a mantener la calma y la resolución."
"Somos un país que se ha despertado al peligro y llamado a defender la libertad", dijo el Mandatario estadounidense en declaraciones preparadas para una presentación ante ambas cámaras del Congreso, nueve días después de los ataques terroristas más devastadores en la historia nacional.
Bush habló poco después que el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, aumentó drásticamente a 6.333 el cálculo de los desaparecidos y presumiblemente muertos en la destrucción del Centro de Comercio Mundial.
Se cree que otras 189 personas murieron en otro ataque simultáneo al Pentágono, y 44 en un avión secuestrado que se estrelló en Pensilvania.
Las tribulaciones de la nación se agravaron por las preocupaciones sobre el estado de la economía, otra víctima del terrorismo. El titular de la Reserva Federal, Alan Greenspan, dijo al Congreso que "gran parte de la actividad económica se paralizó" tras los ataques.
"Dirigiremos todos los recursos a nuestra disposición -todas las gestiones diplomáticas, todos los datos de inteligencia, todos los instrumentos de la autoridad, toda la influencia financiera y todas las armas de guerra que sean necesarias- para perturbar y derrotar la red de terrorismo mundial", manifestó Bush.
A los gobernantes del resto del mundo, Bush dijo sin rodeos: "O están ustedes con nosotros o están con los terroristas".
Bush habló al Congreso y la nación al tiempo que las tropas y los aviones norteamericanos eran emplazados cerca del golfo Pérsico. En su condición de comandante en jefe de las fuerzas armadas, Bush instó a los militares a estar listos para iniciar la ofensiva militar.
En su condición de líder de una ciudadanía estremecida, Bush pidió a los norteamericanos "calma y resolución". El Mandatario recalcó que será una guerra contra los extremistas terroristas, no contra los fieles islámicos, cuyas enseñanzas calificó de "buenas y pacíficas".
"El enemigo de los Estados Unidos no son nuestros muchos amigos musulmanes, no son nuestros muchos amigos árabes. Nuestro enemigo es una red radical de terroristas y todos los gobiernos que los respaldan", declaró.
En tanto, el secretario de Estado, Colin Powelldijo que "queremos acciones, no sólo palabras", y añadió que los presuntos autores intelectuales de los ataques terroristas de la semana pasada deben ser entregados y no recibir un refugio continuo en Afganistán ni en algún otro país.
"Mientras más pronto salga y sea entregado a la justicia, pienso que el mundo será mejor", dijo Powell, quien también aportó nueva información sobre el plan del gobierno norteamericano para luchar contra el terrorismo, sugiriendo que Osama bin Laden y su organización Al-Qaeda serán los primeros objetivos.
"Cuando nos hayamos encargado de la red Al Qaeda, y del individuo Osama bin Laden, ampliaremos esa campaña para ir tras otras organizaciones y formas de terrorismo en todo el mundo", dijo Powell en el Departamento de Estado.
Entretanto, los líderes militares de la nación declararon que se están preparando para un esfuerzo largo y continuo que incluirá las fuerzas de combate estadounidenses. "Esto es un maratón, no una carrera corta", dijo el secretario de la Defensa, Donald H. Rumsfeld, en una conferencia en el Pentágono. "No es fácil, es difícil y ciertamente requerirá la paciencia de todos nosotros y mucho apoyo internacional".
Los clérigos islámicos reunidos en Kabul, la capital afgana, instaron al supuesto terrorista Bin Laden para que salga voluntariamente, pero no fijaron ningún plazo para ello. Esa propuesta "no satisface las exigencias de Estados Unidos", dijo el portavoz de la Casa Blanca Ari Fleischer, quien coincidió en que "es hora de acciones, no palabras".
En una inusitada muestra de unidad entre los partidos, el líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Dick Gephardt, dijo que no habría respuesta de su grupo al mensaje de Bush. "Queremos que Estados Unidos hable con una sola voz esta noche", dijo Gephardt.
Luego que las fuerzas militares norteamericanas comenzaron a movilizarse, el secretario del Ejército, Thomas E. White, dijo a los periodistas que una orden de despliegue firmada por Rumsfeld, incluye a ese cuerpo armado y a la Fuerza Aérea.
Entretanto, las acciones bursátiles cayeron otra vez de manera precipitada ante los temores de una recesión. Greenspan reconoció que la actividad económica virtualmente quedó frenada tras los ataques terroristas.
No obstante, Greenspan añadió, ante un panel del Congreso, que las perspectivas del país a largo plazo son todavía firmes. "Un esfuerzo enorme será necesario de parte de muchos para superar la destrucción humana y física", dijo Greenspan en su testimonio a la Comisión Bancaria del Senado.