WASHINGTON.- Estados Unidos ha reiterado que su lucha contra el terrorismo no está dirigida al mundo islámico, del que necesita apoyo, por lo que ahora el Pentágono baraja nuevos nombres para la "Operación Justicia Infinita".
Consciente de que, de acuerdo con el Corán, sólo Dios puede imponer "justicia infinita", el secretario de Defensa, Donald H. Rumsfeld, ha reconocido que el Pentágono tendrá que bautizar con un nuevo nombre el conjunto de represalias militares que prepara contra el terrorismo.
"Estados Unidos no quiere hacer o decir cosas que puedan dar una mala impresión o crear malos entendidos", afirmó Rumsfeld, en quien recaerá la responsabilidad de aprobar el nombre.
Por ahora, el Gobierno sólo tiene clara una importante meta: "traer al enemigo ante la justicia o llevar la justicia a nuestros enemigos", en palabras del propio Presidente George W. Bush.
Un portavoz del Pentágono, Craig Quigley, explicó que el complicado proceso de poner nombres para sus operativos militares comienza por "sugerencias" del personal de la oficina del Estado Mayor Conjunto, pero es el secretario de Defensa quien tiene la última palabra.
Posibles candidatos
Todo lo relacionado con las investigaciones del FBI lleva el nombre codificado de "Penttbomb", abreviatura en inglés de las instalaciones atacadas -el Pentágono y las Torres Gemelas- y de los instrumentos usados, tres aviones convertidos en bombas mortales.
Desde la semana pasada, cuando EE.UU. inició los preparativos para una larga y costosa lucha contra el terrorismo, se sucedieron nombres como "Alcance Infinito", "Aguila Noble", y por último, "Justicia Infinita", en un delicado proceso que refleja la incertidumbre de lo que está por venir.
Pero el lenguaje de guerra es todo un arte y los encargados de poner nombre a las operaciones militares tendrán que cuidar cada detalle, tomando en cuenta las complejas asociaciones que estimulan las palabras.
Fuentes del Pentágono, citadas por el diario The Washington Post, explicaron que el proceso de sugerir nombres data de mediados del siglo XX, apoyado desde 1975 con programas de computación como "Código", "Sobrenombre" y "Sistema de Códigos Militares", que contienen una extensa base de datos.
Los almirantes, generales y demás personal que participan en los teatros militares tienen acceso a esta base de datos y seleccionan, al azar, un nombre descriptivo y relevante a la región afectada.
Así, en la Guerra del Golfo Pérsico en 1991, la palabra clave fue "desierto" y las dos operaciones llevaron los nombres de "Tormenta del Desierto" y "Escudo del Desierto".
En este proceso, los militares van eliminado nombres claramente inaceptables y entregan una lista reducida de códigos -que tengan sentido, transmitan un mensaje y sean fácilmente identificados por la opinión pública- al secretario de Defensa.
Tras la controversia generada con "Justicia Infinita", los estrategas del Pentágono han vuelto a activar sus computadoras para escoger un nuevo nombre que no ofenda a nadie.
Y en momentos de "corrección política", en el que EE.UU. quiere fomentar la tolerancia entre las etnias y grupos religiosos, el Gobierno ha pedido la colaboración de la comunidad musulmana -algo más de mil millones de personas practican el Islam en el mundo-, para acabar con los terroristas y quienes los apoyan.
Manifestaciones anti musulmanas
A raíz de los atentados aéreos del pasado día 11, se han registrado más de 200 actos de violencia y discriminación contra los musulmanes en diversas ciudades estadounidenses.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos dijeron temer una nueva ola contra los inmigrantes ya que históricamente, ante una crisis nacional -política o económica-, el inmigrante se convierte en fácil chivo expiatorio.
Estas organizaciones subrayan el hecho de que entre las más de 6.500 víctimas en Nueva York, entre muertos y desaparecidos, figuran inmigrantes de más de 80 países, muchos de ellos de América Latina y Asia. Miles más han donado sangre, ropa, alimentos y dinero para las diversas labores de asistencia a las víctimas.
En su discurso ante el Congreso el jueves por la noche, el presidente Bush nuevamente pidió respeto para las millones de personas que practican el Islam -una religión "de enseñanzas buenas y pacíficas", dijo-, y condenó a quienes, con actos terroristas, cometen blasfemia "en nombre de Alá".
Para remachar el mensaje de tolerancia religiosa, Bush visitó el lunes pasado el Centro Islámico de Washington, donde insistió en que no deben pagar justos por pecadores.
Los responsables de la peor catástrofe en EE.UU. pertenecen a un minúsculo grupo extremista que ha manipulado y tergiversado los principios del Corán, dijo Bush.
El gobierno de EE.UU. considera que el principal sospechoso detrás de los atentados en Nueva York y Washington sigue siendo el millonario saudí Osama bin Laden, un extremista musulmán que declaró una "guerra santa" a EE.UU..