ASTANA, Kazajistán.- El Papa Juan Pablo II concluyó el domingo su primera misa en Kazajstán con una plegaria especial para que los cristianos y musulmanes obren en conjunto por la paz, y no permitan que los ataques terroristas del 11 de septiembre introduzcan una nueva cuña entre las dos religiones.
"Quiero hacer una fervorosa petición para todos, tanto cristianos como seguidores de otras religiones, que trabajemos juntos para construir un mundo sin violencia, un mundo que ame la vida y crezca en justicia y solidaridad", dijo el pontífice. "No debemos permitir que lo que pasó conduzca a una profundización de las divisiones. La religión nunca debe ser utilizada como motivo de conflicto".
El Papa llegó el sábado a Astana, la capital kazaka, para cumplir con su primer viaje al extranjero desde los ataques terroristas en Estados Unidos.
Kazajstán es un país en que muchos temen al extremismo islámico que emana de Afganistán, pero también las consecuencias de las acciones norteamericanas de represalia contra ese país, que se cree aloja al presunto líder terrorista Osama bin Laden, señalado como inspirador de los últimos ataques contra Estados Unidos.
El pontífice aprovechó su primera misa en Kazajstán, un país laico dividido en partes iguales entre cristianos y musulmanes, para convocar a la reconciliación religiosa. Instó a los creyentes a orar por un mundo donde "no haya espacio para el odio, la discriminación ni la violencia".
"Desde este lugar, invito a cristianos y musulmanes a elevar una intensa plegaria al Unico y Todopoderoso Dios del que somos hijos, para que el supremo bien de la paz reine en el mundo", dijo el pontífice ante unas 50.000 personas que colmaron la plaza Madre de la Patria. "Con todo mi corazón ruego a Dios que mantenga el mundo en paz".
El vocero papal Joaquín Navarro Valls les dijo luego a los reporteros que el pontífice "apoya las medidas dirigidas a llevar ante la justicia a los responsables" de los ataques del 11 de septiembre. Sin embargo, el portavoz no especificó qué medidas serían respaldadas por el Papa.
Vestidos en ropas abrigadoras ante la llegada del frío otoñal, los peregrinos comenzaron a llegar a la plaza desde el amanecer. Un helicóptero militar sobrevolaba la zona, mientras policías y guardias de seguridad registraban a los asistentes.
Muchos peregrinos portaban carteles de sus parroquias de origen, algunas fundadas por los católicos polacos deportados por el régimen comunista a las remotas y agrestes estepas kazakas en la década de 1930.
Juan Pablo II se reunió luego con el Presidente, Nursultan Nazarbayev, quien le agradeció que hubiera viajado a su país a pesar de los ataques del 11 de septiembre, que hicieron surgir temores por la seguridad del pontífice.
"En los últimos días se me dijo que este viaje sería imposible debido a los trágicos acontecimientos de Estados Unidos", dijo el Papa. "Pero vemos que es posible".
Nazarbayev reiteró la disposición de su país para colaborar en el combate contra el terrorismo.
"Kazajstán se mantiene decisivamente en contra del terrorismo y está preparado para tomar parte en una coalición de estados para enfrentarlo en conjunto, porque consideramos que ningún estado, sin importar lo grande que sea, puede conquistar solo al terrorismo", dijo Nazarbayev.
El Papa felicitó a Nazarbayev en el décimo aniversario de la independencia de Kazajstán de la Unión Soviética, y expresó la esperanza de que los católicos, que constituyen el 3% de la población, hicieran su contribución a la nación. En la población de Kazajstán predominan los musulmanes y los cristianos ortodoxos rusos.