KABUL/ISLAMABAD.- Los talibán celebraron este jueves la toma de Kabul hace cinco años advirtiendo a Estados Unidos que correrá la misma suerte que los soviéticos si se atreve a atacar a Afganistán, aunque renunciaron a su firmeza habitual para dejar la puerta abierta a una eventual mediación del reverendo estadounidense Jesse Jackson.
"Si se produce una intervención en Afganistán, no habrá diferencias entre Rusia y Estados Unidos", afirmó el líder supremo de los talibán, el mulá Mohammad Omar, en un comunicado difundido por la agencia AIP, cercana a los talibán. La invasión de Afganistán por la ex URSS en 1979 se convirtió en una humillante derrota para Moscú, país que retiró sus tropas en 1989.
El líder de la milicia islamista, que conquistó Kabul hace cinco años exactamente, el 27 de septiembre de 1996, también desautorizó a la oposición armada y a los afganos que tratan de recuperar el poder gracias al apoyo de Estados Unidos.
"El estatuto de los afganos que quieren volver al poder en Afganistán con la ayuda de las fuerzas norteamericanas es el mismo que el de los afganos que quisieron tomar el poder con el apoyo de Rusia", dijo. "Los afganos traídos por los norteamericanos serán combatidos como los comunistas", concluyó.
Las advertencias de Omar coinciden con informaciones de que Estados Unidos no lanzará un ataque masivo contra Afganistán, sino que intentará más bien derrocar a los talibán desde el interior.
En el plano diplomático, los talibán dejaron la puerta abierta a la "oferta" de mediación del defensor estadounidense de los derechos cívicos, Jesse Jackson.
"No lo hemos invitado, pero ofreció su mediación y nuestro líder Mulá Omar aceptó la oferta", declaró el embajador talibán en Pakistán Abdul Salam Zaeef, en declaraciones citadas por AIP.
En tanto, el reverendo Jackson declaró haber sido invitado por los talibán a Kabul y que estudiaba la posibilidad de una mediación para evitar una guerra.
Por otra parte, Pakistán anunció que enviará el viernes una delegación a Afganistán para entrevistarse con Omar. El país vecino, ya había enviado una misión la semana pasada para hablar principalmente de la entrega de Osama bin Laden, el principal sospechoso de los atentados del 11 de septiembre.
La presión internacional ya parece haber tenido consecuencias en las filas de los talibán. Según fuentes afganas en Peshawar (noroeste de Pakistán), varios comandantes aliados del régimen de Kabul en las regiones de Paktia, Nangahar, Laghman y Kunar, al este y al sur de la capital, empezaron a dar la espalda a los talibán.
Según un hombre de negocios afgano, con base en Pakistán, pero que afirma mantener contactos regulares con tres comandantes en Kunar y Nangahar, el control de los talibán se debilitó en varios distritos de esta región, principalmente en las zonas rurales.
"Los comandantes están disconformes con la evolución de la situación. Por ejemplo, en Kunar, varios comandantes ya no ganan dinero con el comercio de la madera desde que se cerraron las fronteras", afirmó otra fuente.
En el frente norte, el líder de la Alianza del Norte, el general Fahim, declaró que la oposición armada estaba dispuesta a colaborar con cualquiera que quisiera instaurar la paz en un país devastado por más de 20 años de guerra, incluido el ex rey Zahir Shá, depuesto en 1973.
"Estamos dispuestos a colaborar con cada grupo afgano y cada individuo que quiere obrar por la paz en Afganistán", declaró a la BBC.
Respecto al rey Zahir, el jefe de la misión de la ONU para Afganistán (UNSMA), Francesc Vendrell, dijo en Islamabad que pensaba que podría tener un papel en el futuro de Afganistán. Tampoco descartó que los talibán formen parte del Gobierno que salga de la crisis. "Hay un papel para todo el mundo en Afganistán, pero este papel tiene que ser apoyado por el pueblo afgano", declaró Vendrell.