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Poca compasión mundial por Afganistán tras ataques militares

La mayoría de los líderes mundiales de occidente apoyaron la incursión militar de Estados Unidos contra Afganistán por los atentados contra Nueva York y Washington del pasado 11 de septiembre, lo que dejó en evidencia que el régimen talibán se encuentra totalmente aislado por su conducta de proteger al millonario saudí Osama bin Laden.

07 de Octubre de 2001 | 18:45 | Reuters
LONDRES.- El régimen talibán gritó "terrorismo" cuando Estados Unidos y Gran Bretaña bombardearon este domingo a sus fuerzas y objetivos militares, pero obtuvo pocas muestras compasión de la comunidad internacional que mayormente aisló al movimiento gobernante de Afganistán tras los atentados del 11 de septiembre.

Las primeras reacciones mundiales a los ataques aéreos fueron mayormente de apoyo, proviniendo de los aliados occidentales a quienes Estados Unidos advirtió con anticipación que la incursión era inminente, en tanto que en el mundo islámico hubo reacciones mixtas o de silencio.

"El ataque de Estados Unidos es un acto terrorista", dijo el embajador talibán en Pakistán, el mullah Abdull Salam Zaeef.

Su movimiento de línea dura fue atacado por Washington porque se negó a entregar a Osama bin Laden, a quien Estados Unidos culpa por los devastadores atentados en Nueva York y Washington del mes pasado. "Tratamos arduamente de encontrar una solución al problema, pero Estados Unidos eligió la senda de su poder y arrogancia", dijo. "No podemos entregar a Osama a Estados Unidos".

"Afganos pobres y comunes morirán, por lo que Estados Unidos será responsable. Este es un ataque a un país independiente. Lucharemos hasta el final".

Sin embargo, el vecino Pakistán, el único estado que aún reconoce al Talibán como gobierno legítimo, dijo que el Talibán era el culpable de los ataques.

Un portavoz dijo que Pakistán esperaba que la operación militar fuera breve y no involucrara a civiles.

La televisión estatal en Irak, la cual con frecuencia es blanco de la artillería aérea estadounidense y británica, describió los ataques de Estados Unidos y Gran Bretaña contra Afganistán como una "agresión traicionera".

El Primer Ministro británico, Tony Blair, el aliado más cercano de Washington, declaró que el ataque conjunto había sido planeado "para hacer todo lo que humanamente podamos para evitar bajas civiles".

El despacho de Blair informó que el Parlamento se reuniría para una sesión de emergencia el lunes por la noche.

La campaña militar afgana no es una acción de la OTAN y la organización no formuló ningún comentario oficial sobre los ataques. Sin embargo, el Presidente de Francia, Jacques Chirac, aliado de Estados Unidos y Gran Bretaña en la alianza, se apresuró a anunciar por televisión que los efectivos franceses también participarían en el operativo en Afganistán dentro de poco.

"Las operaciones militares tendrán lugar durante un largo período", dijo Chirac. "Su objetivo es castigar a los culpables y destruir la infraestructura de las redes terroristas en Afganistán y a quienes las apoyan", sentenció.

El ministro francés de Defensa, Alain Richard, dijo el domingo que la participación francesa en los ataques estadounidenses en Afganistán se concretaría en "una cuestión de días".

Francia declaró la semana pasada que su fuerza naval proporcionaría apoyo logístico a Estados Unidos a los efectivos navales estadounidenses en el Océano Indico.

El Presidente estadounidense, George W. Bush, manifestó en su discurso a la nación que Canadá, Australia y Alemania también habían "prometido efectivos a medida que transcurren los operativos".

Redoblan medidas de seguridad en el mundo entero

Las autoridades de todo el mundo reforzaron las medidas de seguridad a la espera de una represalia por los ataques contra Afganistán. "Habrá más atentados terroristas contra intereses estadounidenses, ya sea aquí o en el exterior", dijo un funcionario.

Los efectivos de seguridad italianos fueron puestos en estado de alerta máxima. "Italia está de parte de Estados Unidos y de todos quienes están abocados a la lucha contra el terrorismo", dijo el Primer Ministro de Italia, Silvio Berlusconi, durante una visita a Milán.

Berlusconi dijo que Italia está preparada para brindar ayuda material en cualquier acción militar, entre ellas, la provisión de efectivos.

Rusia emitió un comunicado expresando un fuerte apoyo por los ataques aéreos, y dijo que Afganistán se había convertido en el refugio de los terroristas. "Es hora de que se tome una acción decisiva con este demonio", dijo el comunicado.

"Los terroristas, dondequiera que se encuentren, en Afganistán, en Chechenia, Oriente Medio o los Balcanes, deben saber que serán llevados a la justicia".

En tanto, el ministro israelí de Relaciones Exteriores, Shimon Peres, dijo que el ataque de Estados Unidos en Afganistán era una "decisión valiente" por parte de Bush. "Creo que todos nosotros, en primer lugar, rezamos por el bien del ejército estadounidense y de sus aliados", dijo.

Funcionarios israelíes manifestaron que el Primer Ministro, Ariel Sharon, había sido informado con anticipación en torno a los ataques. En la ciudad cisjordana de Ramallah, Hassan Youssef, funcionario de alto rango del grupo islámico palestino Hamas, condenó fuertemente el ataque de Washington.

"Lo que Estados Unidos hizo es terrorismo puro contra gente inocente cuando no había pruebas de que estaban involucrados en los atentados del 11 de septiembre", dijo.

El jefe del gobierno español, José María Aznar, dijo que "era hora de actuar de forma decisiva para enfrentar y derrotar a los terroristas. Quiero que todos sepan que esto no es de ninguna manera un ataque al pueblo de Afganistán", agregó.

Gaspar Llamazares, líder de la coalición opositora española encabezada por los comunistas, dijo que el ataque era "una guerra sucia".

"No se puede responder al terrorismo con una guerra y ocasionar nuevas víctimas inocentes", dijo Llamazares.

Alrededor de 200 manifestantes se congregaron en el centro de Madrid con una pancarta que decía "Yanquis asesinos".

El Premier japonés, Junichiro Koizumi, declaró que Japón apoyaba la incursión militar y que estaba reforzando la seguridad en toda la nación.

Y la primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, por último, respaldó los ataques y los describió como inevitables.
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