WASHINGTON.- El temor a un atentado con armas bacteriológicas, acrecentado por los casos de ántrax descubiertos en Florida, ha provocado una oleada de falsas alarmas y denuncias por sustancias sospechosas en Estados Unidos.
Cerca de 3.500 empleados de una oficina del servicio de impuestos (IRS) de Covington, en Kentucky, abandonaron este martes sus puestos de trabajo después de que una mujer comunicara la aparición de una sustancia extraña en un sobre remitido al centro.
También la estación del metro de Southern Avenue, en la línea verde del metro de Washington, fue clausurada y varias decenas de pasajeros comunicaron molestias e irritación después de que un hombre armado pulverizara un vagón con un aerosol. Según las primeras investigaciones realizadas, la sustancia era aparentemente un perfume.
En West Chester Township (Ohio), cerca de dos docenas de clientes de un restaurante fueron evacuados y las instalaciones cerradas tras aparecer un recipiente de cristal con una sustancia sospechosa.
Las falsas alarmas y comunicaciones de situaciones extrañas se han prodigado tras conocerse que el caso de ántrax detectado en Florida no era "aislado" como habían informado inicialmente las autoridades, ya que se han encontrado esporas del Bacillus anthracis en una persona que trabajaba con el primer afectado, que ha muerto.
El ántrax, que provoca la enfermedad denominada carbunco o carbunclo, afecta habitualmente a los animales y los casos de infección en seres humanos son muy raros.
Pero su carácter de infección letal, cuando se inhalan las esporas del bacilo, ha convertido a esta enfermedad en una de las más temibles si llegaran a ser usadas por los terroristas.
El FBI insistió ayer en que aún no hay indicios que permitan hablar de una acción terrorista, pero varios legisladores, entre ellos el senador Bob Graham, de Florida, afirman que todo apunta a una acción criminal.
El nerviosismo entre la población, que en algunas ciudades ha llegado a agotar las existencias de máscaras antigás, pese a que no son efectivas contra los bacilos y además pueden ser peligrosas, se ha incrementado tras la noticia de que un tercer hombre podría haber resultado afectado por ántrax en Manassas, norte de Virginia.
Los análisis iniciales efectuados indican que los síntomas que presentaba el sujeto, un hombre de unos 40 años, eran los propios de la gripe y no tenían nada que ver con su relación con la misma empresa en la que han aparecido los casos en Florida, American Media.
La alarma en el centro IRS de Covington ha obligado a que numerosos equipos de expertos en materiales peligrosos descontaminaran a la mujer que comunicó la aparición de una sustancia sospechosa. Sus ropas fueron requisadas y destruidas.
La carta que contenía la sustancia, descrita como "pegajosa" por la empleada de la oficina, ha sido enviada para realizar investigaciones.
Las labores más importantes de análisis y descontaminación se llevan a cabo en las oficinas del periódico Sun, que se edita en el edificio de American Media en el que trabajaba Bob Stevens, el fotógrafo de 63 años que ha muerto a causa de ántrax pulmonar, la versión más mortífera del carbunco.
Jean Malecki, responsable del departamento de Salud de Palm Beach (Florida), al que pertenece Boca Ratón, la localidad en la que está el edificio de American Media, ha señalado que "no se descarta ninguna posibilidad" respecto a una posible acción terrorista.
La alarma causada en la estación de Southern Avenue, que está enclavada en territorio de Maryland, aunque cerca de la capital de EEUU, se ha visto acrecentada por el hecho de que el autor del incidente tuviera un arma de fuego y un cuchillo de 30 centímetros.
El hombre, en su forcejeo con un vigilante de seguridad, llegó a efectuar un disparo, sin que nadie resultara herido. El uso de gases lacrimógenos para reducirle se considera como posible causante de las irritaciones comunicadas por varios de los pasajeros.
Prácticamente todo el debate acerca de la seguridad frente a las armas químicas y bacteriológicas se ha centrado en EEUU en el ántrax, pero este bacilo es solamente uno de los cerca de 40 que se consideran susceptibles para su uso como arma biológica por parte de los terroristas.