WASHINGTON.- Estados Unidos recrudeció hoy los bombardeos diurnos sobre Afganistán, mientras debate el posible comienzo de las operaciones terrestres, y anunció que durante el fin de semana se alcanzaron más de 24 objetivos en suelo afgano.
Algunos de estos objetivos fueron alcanzados por misiles Tomahawk, que según el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, general Richard Myers, alcanzaron "campos de terroristas, instalaciones de entrenamiento militar, aeropuerto, defensas aéreas e instalaciones de control".
Los responsables de Defensa precisaron en conferencia de prensa que el sábado se habían alcanzado 17 objetivos y el domingo siete más.
En la campaña del sábado participaron 25 aviones de combate, entre ellos diez bombarderos de largo alcance y, desde barcos y submarinos tanto de Estados Unidos como del Reino Unido, se lanzaron 15 misiles de crucero Tomahawk.
Myers confirmó que las operaciones del fin de semana habían atacado según lo previsto "la infraestructura de Al Qaeda", que junto con su jefe, Osama bin Laden, son considerados los principales sospechosos de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, calificó de "ridículas" las cifras de civiles que según los Talibán habrían muerto como consecuencia de estos bombardeos y que, según aseguran, serían más de 200.
Aún así, reconoció que han podido fallecer civiles como consecuencia de los bombardeos, y subrayó que no cree que "haya ninguna forma de evitarlo".
Rumsfeld declaró que el domingo, por primera vez desde que el pasado 7 de octubre comenzaran los bombardeos, se han lanzado sobre Afganistán panfletos con propaganda para que los afganos sepan que estos bombardeos no les tienen a ellos como objetivo.
"Estamos trabajando para dejar claro al pueblo afgano que los apoyamos y que queremos ayudar a que esta nación se libere del yugo Talibán y de sus aliados terroristas extranjeros", dijo Rumsfeld en una conferencia de prensa en el Pentágono, en la que también se informó que se han lanzado 68.000 nuevas raciones de comida.
El secretario del Pentágono afirmó que los bombardeos continuaron el lunes, pero no dio más detalles.
No obstante, otras fuentes del Pentágono que no se identificaron dijeron que los bombardeos diurnos llevados a cabo hoy, lunes, son los más fuertes de cuantos se han registrado hasta ahora a plena luz del día.
En estos ataques han participado 50 aviones de la Marina, así como otros 10 bombardeos B-1 y B-52, que alcanzaron al menos 13 objetivos militares, incluyendo campos de concentración de la milicia Talibán, añadieron las fuentes.
Los efectivos militares se están redistribuyendo en la zona. El portaaviones "Theodore Roosevelt" se dirige hacia el océano Indico, a través del Mar Rojo, y no se sabe si reemplazará al "Enterprise" o el "Carl Vinson", los dos que hasta ahora han protagonizado los bombardeos.
Otro portaaviones, el "Kitty Hawk", se encuentra en el Océano Indico, procedente de Japón, y no lleva a bordo sus aviones de combate, por lo que podría ser utilizado como base de operaciones para las Fuerzas Especiales.
En cambio, los otros tres portaaviones tienen a bordo unos 75 aviones cada uno.
El jefe del Pentágono declinó hoy, lunes, pronunciarse sobre los planes futuros en Afganistán ni sobre el momento en el que podrían intervenir las tropas de tierra, que ya están destacadas en las inmediaciones del país.
"No vamos a discutir planes" operativos, respondió Rumsfeld.
No obstante, el diario "Washington Times" informa hoy que el Gobierno de EE.UU. quiere demostrar ya al régimen Talibán que está preparado para iniciar una campaña terrestre, después de casi 10 días de bombardeos, e indica que esta nueva fase podría comenzar "muy pronto".
Mientras tanto, distintas informaciones publicadas en Estados Unidos dan cuenta de que aumentan las divergencias internas sobre los resultados de la primera semana de ataques sobre Afganistán.
Según "Newsweek", la cúpula militar de EE.UU. y la dirección civil del Pentágono están enfrentadas sobre cómo continuar la campaña militar sobre suelo afgano, y Rumsfeld se ha quejado en privado porque los jefes militares no le han presentado "un plan de batalla creativo".
La principal diferencia radicaría en la cuestión de cuándo comenzar operaciones terrestres, con los jefes militares mucho más reticentes a enviar miembros de las Fuerzas Especiales a suelo afgano para todo lo que no sean misiones de inteligencia mientras no se conozca con certeza el paradero de Bin Laden.