DUSHAMBE.- Rusia y Tayikistán subrayaron hoy su apoyo a la Alianza del Norte, que desoyó el llamamiento talibán para formar un frente común contra Estados Unidos y chocó con la feroz resistencia integrista en la estratégica ciudad de Mazar-i-Sharif.
Las tropas rusas desplegadas en Tayikistán "están preparadas para cualquier imprevisto" y respaldan totalmente a la coalición opositora afgana, señaló en Dushambé el general Vladímir Popov jefe del grupo especial del ministerio de Defensa ruso aquí.
Esta palmada en el hombro sirvió, sin embargo, de poco a los opositores, estancados en el norte y a las puertas de Kabul, sin suficientes fuerzas para romper la enconada defensa talibán y con los primeros signos de disensión anidando en sus filas.
Popov destacó que militares rusos y tayikos se reunieron varias veces en Dushambé con representantes del Pentágono estadounidense para coordinar eventuales operaciones de rescate de soldados norteamericanos en el vecino Afganistán.
Aunque no está prevista la intervención directa de tropas rusas en ese país, Rusia "tiene sus propios canales de comunicación en Afganistán, en especial con la Alianza del Norte", a la que está dispuesta a prestar todo su apoyo técnico militar, dijo Popov.
Pero indicó que tal asistencia no parece necesaria ahora, pues la Alianza "tiene por sí sola los suficientes recursos para neutralizar a los talibán". Al hacer estas observaciones, Popov contradijo las informaciones del frente que hablaron hoy de reveses de la Alianza en los combates de Mazar-i-Sharif, y su estancamiento ante Kabul.
No obstante, los militares rusos y tayikos mostraron su preocupación por los intentos de algunas fuerzas afganas para reconciliar a la oposición con los talibán con el pretexto de que tropas terrestres de EEUU han "violado" el suelo afgano.
El ministro tayiko de Defensa, Sheralí Jairulloyev, explicó que el ex primer ministro afgano Gulbeddín Hekmatiar, hasta ahora comprometido con la oposición, había pedido un armisticio con los talibán para atacar "al enemigo común", Estados Unidos.
Representantes de la Alianza en Dushambé rechazaron hoy esta oferta y acusaron a Hekmatiar y otros ambigúos jefes afganos de querer "ganar para sí un capital político", a riesgo de complicar aún más la difícil crisis.
La Alianza desoyó asimismo el llamamiento del líder político y espiritual talibán, el mulá Mohamed Omar, quien también pidió un alto el fuego para combatir todos los afganos juntos a EEUU.
Pero advirtieron que la intervención terrestre de EEUU en Afganistán podría despertar un sentimiento de xenofobia en el país y radicalizar las posturas de numerosos jefes de clanes afganos que ahora dudan si abandonar o no a los talibán.
Esto significaría nuevos problemas para la Alianza cuyas tropas están haciendo frente a varios reveses en el asedio del bastión de Mazar-i-Sharif, cuya toma puede abrir el camino a la conquista de Kabul y servir como base para una ofensiva de EEUU desde Uzbekistán.
Según Jairullóyev, "las milicias talibán consolidaron sus posiciones en Mazar" y no parece que "en estos momentos la Alianza lleve a cabo un asalto a gran escala".
El ministro tayiko indicó que los opositores del comandante de la Alianza Ustad Ató Mohamed y de su aliado uzbeko-afgano Rashid Dostum, que dirigen sendos frentes en torno a Mazar, "tratan de evitar víctimas civiles".
Sin embargo, la situación parece ser otra, con los talibán y las tropas internacionales de integristas musulmanes que defienden Mazar atrincherados y listos para defender todas las olas de ataques que la oposición lanza contra la ciudad.
Los "asediados" talibán lograron ayer arrebatar a los opositores el distrito de Marmul, al sudeste de Mazar, tomado por las tropas de Ato días antes. En esta contraofensiva la Alianza sufrió al menos treinta muertos, señaló Jairullóyev.
Fuentes de la Alianza en Dushambé desmintieron también la muerte en los combates del general Dostum, como afirmaron varios medios de comunicación. Entre los miembros de la Alianza que abundan en Dushambé, el pesimismo es evidente sobre una captura inminente de Mazar-i-Sharif.
Las disensiones entre las diversas facciones de la oposición y la falta de armamento eficaz, pese a las promesas rusas, iraníes y norteamericanas, juegan en contra de los hombres de la Alianza, a la que además la estrategia de Washington desaconseja la toma de Kabul.
Los comandantes de la Alianza se quejan de que los ataques y bombardeos estadounidenses no están coordinados con los cuarteles opositores en Feisabad y Joyá Bajauddín y temen que en el último momento se les arrebate la victoria por la que llevan luchando desde hace cinco años.