WASHINGTON.- Estados Unidos ha introducido su primer contingente de tropas en suelo afgano y ha sufrido las primeras bajas de esta guerra, que ha entrado en una nueva fase después de 13 días de ataques aéreos contra el terrorismo.
El general Richard Myers, jefe de la Junta de Estado Mayor, informó hoy de que "dos objetivos -en el corazón de las defensas Talibán- han sido atacados y destruidos" por fuerzas de operaciones especiales, "sin encontrar interferencias significativas".
Los dos objetivos, cerca de Kandahar, en el sur de Afganistán, fueron atacados por varios centenares de soldados Rangers del Ejercito de Tierra y otras unidades de elite, lanzados en paracaídas desde aeronaves a baja altura.
Aunque Myers no ha querido dar detalles explícitos, ha reconocido que al menos cinco militares estadounidenses han resultado heridos en la operación, dos en el lanzamiento en paracaídas y tres durante las operaciones de comando, ninguno de ellos graves.
El responsable militar del Pentágono tuvo palabras de condolencia para las familias de los dos militares que han muerto en el accidente sufrido por un helicóptero que ayer se estrelló en Pakistán, cerca de la frontera con Afganistán.
Los dos militares, a los que podría sumarse otro soldado herido en el mismo accidente, son las primeras víctimas estadounidenses en la guerra desplegada contra el terrorismo en Afganistán y otros países del entorno.
Según algunos analistas militares, la decisión de incorporar a la campaña tropas de tierra llevan esta guerra hacia un nuevo escenario, en el que caben esperar numerosas víctimas también entre las tropas estadounidenses.
Myers, quien no ha querido informar sobre las bajas causadas a las milicias talibanes en las operaciones emprendidas ayer dijo hoy que EEUU "tiene dos objetivos en esta guerra: eliminar los apoyos de Al Qaeda -la organización terrorista que lidera Osama Bin Laden- y la eliminación de la propia organización".
El Pentágono ha mostrado varios vídeos, grabados durante las operaciones que tuvieron lugar ayer, en los que podían verse a centenares de paracaidistas desplegarse a lo largo de una línea de varios kilómetros de objetivos, en su mayor parte, construcciones de gran tamaño.
Aeronaves en vuelo bajo fueron sembrando esa larga línea con unidades de elite, fuertemente armadas, que, en medio de la noche, procedieron a la voladura de la mayoría de las edificaciones. Algunas imágenes mostraban varios lanzamisiles apilados junto con algunas piezas de artillería pesada, que después fueron destruidas.
Al ser consultado sobre el helicóptero destruido y la reclamación de los Talibán de que podría haber sido destruido por sus baterías antiaéreas, Myers dijo que "los Talibán mienten" y que "es una absoluta falsedad" la afirmación, ya que el helicóptero, del tipo Black Hawk, sufrió un accidente al topar el rotor del aparato con un accidente del terreno en el que operaba.
Según un portavoz del régimen Talibán, el helicóptero se habría estrellado en Pakistán tras resultar alcanzado por disparos de la milicia, que se enfrentó a los comandos estadounidenses y les hizo retroceder en su operación cerca de Kandahar El Pentágono ha negado con rotundidad estas afirmaciones.
Desde China, donde participa en una reunión con dirigentes de Asia y del Pacífico, el presidente George W. Bush ha declarado que la muerte de estos dos militares "no será en vano", y recordó a los estadounidenses que habrá "momentos de sacrificio" en la lucha contra el terrorismo.
Las operaciones bélicas en Afganistán, que se prolongan ya durante catorce días, han tenido una primera fase aérea, mediante bombas de gran potencia y misiles Tomahawk teledirigidos, y ahora han pasado a una nueva fase con el despliegue de tropas sobre el terreno.
El general Richard Myers ha declarado que, tras el ataque de ayer, las fuerzas de elite se han replegado, pero afirmó que están listas para actuar de nuevo. "Esta es la primera de las misiones que se sucederán", ha declarado un portavoz del Pentágono.