ISLAMABAD.- Los ataques de la coalición que encabeza Estados Unidos están destrozando la maquina militar del régimen talibán, que con la "paciencia" como estrategia confía en resistir al menos hasta el inicio del "Ramadán", el mes sagrado musulmán.
Con sus mensajes y acciones, los talibanes dan a entender que su estrategia militar se basa en aprovechar las muertes de civiles causadas por las bombas para ganar apoyo internacional, y en su legendaria habilidad para guerrear en las escarpadas e inhóspitas montañas de Afganistán.
Los talibanes saben que los países musulmanes, que Washington considera esenciales en la guerra contra el terrorismo, presionan a la alianza que capitanea Estados Unidos para que coseche una gran victoria antes del "Ramadán", el 17 de noviembre, o en su lugar detenga las operaciones militares en suelo afgano.
El presidente de Pakistán, general Pervez Musharraf, que con su decisión de apoyar a la coalición antiterrorista ha soliviantado a los grupos integristas paquistaníes, ha advertido que bombardear Afganistán durante el "Ramadán" causara un conflicto en el mundo musulmán.
Estados Unidos no ha garantizado que la campaña de bombardeos consiga derrotar a las fuerzas de los talibanes y a sus aliados de la organización terrorista "Al Qaeda" antes del "Ramadán", que dura de 29 a 30 días.
Cuando concluya el "Ramadán" será invierno en Afganistán, los principales pasos de las montañas se tornarán infranqueables y la adversa climatología limitará las operaciones terrestres y aéreas.
"El régimen talibán presentara una fuerte resistencia a los ataques terrestres para aguantar hasta el Ramadán", indicó el general retirado, Hamil Gul, antiguo jefe del servicio de inteligencia militar paquistaní.
La táctica de "atacar y esconderse", que los talibanes emplearon con eficacia durante mas de dos décadas, es su principal baza militar, después de que las bombas arrojadas por la aviación norteamericana hayan convertido en chatarra sus helicópteros, los anticuados aviones MIG y los carros de combate.
Desde que comenzaron los bombardeos en suelo afgano, el pasado 7 de octubre, las fuerzas de los talibanes, incapaces de repeler los ataques de los aviones estadounidenses con sus primitivas baterías antiaéreas, se han centrado en la supervivencia.
"Nuestra estrategia es la paciencia", dijo el único embajador de los talibanes, el "mulá" Abdul Salam Zaif, en una de las habituales ruedas de prensa que convoca en el jardín de su residencia de Islamabad, la capital paquistaní.
Ahora que Estados Unidos y el Reino Unido parecen planear nuevas incursiones de sus fuerzas especiales en suelo afgano, los talibanes se sienten más seguros de poder vencer en esta guerra con la misma táctica que utilizaron para hostigar sin descanso a las tropas soviéticas durante la invasión de Afganistán (1979-1989).
"Aguardamos con entusiasmo que las tropas americanas pongan pie en nuestro suelo, donde los trataremos a nuestra manera", manifestó el legendario comandante de los talibanes, Jalaluddin Haqqani.
El optimismo de Haqqani, uno de los principales asesores del líder supremo talibán, el "mulá" Mohammad Omar" es similar al que respiran otros muchos comandantes de las fuerzas del régimen, integradas por unos 40.000 combatientes, la mayoría veteranos de más una guerra.
Las fuerzas de los talibanes, y los más de 10.000 miembros de la organización terrorista "Al Qaeda", que capitanea el disidente saudí Osama Bin Laden, se cobijan en las áreas residenciales de las mayores ciudades, así como en las montañas que las circundan.
También, y según los relatos de refugiados llegados a la frontera e informaciones recabadas por militares paquistaníes, los talibanes y la organización "Al Qaeda" guardan sus armas pesadas en barrios residenciales.