EL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II ofreció este miércoles una rama de olivo a China, al disculparse por los errores de la Iglesia Católica en el pasado colonial de ese país y pedir el establecimiento de relaciones diplomáticas con el Vaticano.
En su llamado al gobierno comunista de Beijing, que prohíbe que los católicos reconozcan su autoridad, el Papa dijo que el mundo estaba enfrentando un "profundo desasosiego" y que habría beneficios si ambas partes tenían un diálogo directo.
"La normalización de las relaciones entre la República Popular China y la Santa Sede indiscutiblemente tendrá repercusiones positivas para el progreso de la humanidad", dijo el Pontífice en un mensaje a una convención sobre el diálogo entre China y Occidente.
"Expreso la esperanza de que se puedan establecer pronto formas de comunicación y cooperación entre la Santa Sede y la República Popular China", añadió.
China es uno de los pocos países que no tiene relaciones diplomáticas con el Vaticano y los chinos católicos que reconocen al Papa como su líder espiritual lo hacen de forma clandestina.
En su mensaje, el Papa calificó a la Iglesia Católica y a China como "dos de las instituciones más antiguas en existencia" y pidió "perdón y comprensión" por los errores de los misioneros católicos en la época colonial.
El pedido del Papa fue parte de un mensaje enviado a los participantes en una convención sobre Matteo Ricci, un jesuita italiano que comenzó su misión en China hace 400 años y aún es respetado allí como "Li Madou" o "el sabio de Occidente".
La iglesia Patriótica, respaldada por el gobierno chino, dice que tiene cuatro millones de miembros, y el Vaticano afirma que ocho millones de chinos son leales al Papa en secreto.
Beijing considera que la normalización de relaciones con el Vaticano sólo es posible si este corta sus vínculos con Taiwán, a la que describe como su provincia renegada.
El gobierno chino expulsó a los misionarios extranjeros y rompió sus vínculos con la Santa Sede en la década del 50, después que los comunistas ganaron la guerra civil. El pontífice reconoció que algunos misioneros, en un país donde la iglesia Católica es asociada con los poderes coloniales, no siempre representaron los mejores intereses de los chinos.
"La historia, sin embargo, nos recuerda el desafortunado hecho de que el trabajo de los miembros de la Iglesia en China no siempre estuvo exento de error", dijo.
Las relaciones entre ambos estados llegaron a su punto más bajo el año pasado, cuando el Papa canonizó 120 mártires chinos, muertos entre 1648 y 1930, por cuanto El Vaticano sostiene que fueron ejecutados por ser leales a su fe.
Beijing afirma que la mayoría fueron traidores que violaron las leyes cuando las fuerzas coloniales invadieron China durante la guerra del Opio, de 1839 a 1942, y la rebelión de los Boxer, de 1898 a 1900.