RABAT, Afganistán.- Los aviones estadounidenses realizaron este sábado sus bombardeos más intensos sobre Kabul y del frente norte, y volvieron a causar víctimas civiles, esta vez diez habitantes de un poblado controlado por la oposición armada a los talibanes.
En Kabul, habitantes señalaron que 20 bombas cayeron en 11 horas de bombardeos, la cifra más alta desde el inicio de la campaña aérea estadounidense el pasado 7 de octubre.
Según Abdul Hanan Hemat, jefe de la agencia oficial de los talibán "Bajtar", los bombardeos mataron a nueve personas en la capital, aun cuando estas cifras no han podido ser confirmadas por fuentes independientes.
Los aviones estadounidenses también atacaron las ciudades de Kandahar (sur), el feudo de los talibanes, Jalalabad (este), Herat (oeste) y varios frentes en el norte.
En el frente de Kabul, al menos 35 bombas cayeron en dos zonas importantes: la base aérea de Bagram (50 km al norte de la capital) y la entrada del valle de Kapisa, unos 30 km más al noroeste. "Alcanzaron tanques, soldados y la defensa antiaérea de los talibanes", declaró el general Babai Djan, al frente de las tropas de la oposición en la región de Bagram.
Una bomba cayó sin embargo tres kilómetros más allá de la línea de frente y causó la muerte de diez civiles en la zona controlada por la Alianza del Norte.
La explosión se produjo en Jan Agaha, en la entrada del valle de Kapisa a las 16.30 locales (12.00 GMT), precisó un responsable del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Alianza del Norte.
Según una ONG italiana activa en esa región, los muertos podrían elevarse a 16.
La intensificación de los bombardeos se produjo después de la captura y ejecución por los talibanes el viernes del comandante opositor Abdul Haq, que fomentaba una rebelión contra la milicia islámica.
En el terreno, se produjeron tiroteos entre la oposición armada y los talibanes cerca de Rabat, unos kilómetros al oeste de Bagram y en una de las dos rutas paralelas del norte de Kabul.
Más al norte, la oposición lanzó una ofensiva contra posiciones de la milicia islámica al sur de la estratégica ciudad de Mazar-i-Sharif (norte) con el respaldo aéreo de los aviones estadounidenses.
Según Hemat, los ataques atacaron el frente del valle de Dara-i-Suf, a 70 km al sur de Mazar-i-Sharif. También, los talibanes desmintieron haber ahorcado a cinco comandantes de la oposición capturados en el norte de Afganistán, afirmando que esta informacion difundida poco antes por la agencia "Afghan Islamic Press" (AIP), era falsa.
Además, advirtieron que los extranjeros que ingresen a Afganistan sin la autorización correspondiente seran tratados como espías y enfrentarán "medidas serias".
El Ministerio de Relaciones Exteriores precisó que a partir de ahora, el ingreso de extranjeros sin papeles a Afganistán "será considerado un acto contra nuestra soberanía y no será tolerado".
En Pakistán, el presidente Pervez Musharraf advirtió de que por lo menos dos millones de refugiados afganos entrarían a Pakistán si se reabriesen las fronteras entre los dos países, provocando "problemas socio-económicos".
Estas declaraciones coincidieron con la llegada a Pakistán del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Ruud Lubbers. El ACNUR anunció que había creado 15 campamentos capaces de recibir a 150.000 personas, en previsión de un éxodo masivo de refugiados afganos.
Además, miles de miembros de tribus paquistaníes fuertemente armados avanzaron en un convoy de unos 100 camiones hasta ocho kilómetros de la frontera afgana. Tienen previsto cruzarla el domingo para brindar su apoyo a los talibanes en la lucha contra Estados Unidos.